IN THE HEAT OF THE
NIGHT: Novela escrita por John Ball y publicada en 1965, que fue llevada
con éxito a las pantallas un par de años más tarde por Norman Jewison con Rod
Steiger y Sidney Poitier. Este último, el primer actor negro en ganar un Oscar,
interpretó al metódico Inspector Tibbs, un detective de color que acudía a una
población de Mississippi a investigar un caso de asesinato soportando un
sofocante ambiente de corrupción y racismo. En la pantalla Tibbs tuvo un par de
películas más y en tinta, Ball alargó las aventuras de este singular agente
policía hasta la decena de libros. Sidney Poitier ha sido uno de los actores de
color más importantes de la historia del cine. En los 70, y a pesar de su
imagen angelical protagonizó y realizó una serie de obras que intentaban
dignificar y sublimar el tono populista de las obras blaxploiter. Recordar
especialmente el trío de comedias que trabajó con el inefable Bill Cosby.
JIM BROWN: El
primer black action hero y la perfecta encarnación del macho afroamericano al
gusto Hollywoodiense. Atleta, actor y activista, Brown fue uno de los mejores
jugadores de futbol americano. Su salto al cine fue a lo grande en un par de
títulos inolvidables donde aparecía como secundario: Rio Conchos (1964) y Doce del
Patíbulo (1966). No fue un intérprete de emociones íntimas ni de personajes
shakesperianos. Hollywood lo sabía y cuando se hace con sus servicios tan solo
busca un tipo duro de armas tomar que ofreciese la alternativa a la extensa
calaña de rostro pálidos que dominaban las pantallas. Sus primeros filmes van
moldeando su imagen y su presencia se deja notar en obras nada desdeñables como
Dark of the sun/The mercenaries (1968).
The split (1968), Ice Station Zebra (1968), Riot (1968) o El Condor (1970). Con Tic-tic-tic (1970) se inicia su reconversión en ídolo negro que
será secundada con sus encarnaciones de tipos furiosos llamados Slaughter,
Gunn, Hook…Se unió a Williamson y Kelly en Three
the hard way (1974), Take a hard ride (1975) y One down two to go (1983), reuniones del denominado blackpack de desigual fortuna
aunque indudable encanto. Poco a poco fue dejando el cine aunque directores tan
variopintos como Tim Burton, Oliver Stone, Keenam Ivory Wayans o Spike Lee le
fueron recuperando para esporádicas aunque excelentes apariciones.
JIM KELLY: La
respuesta negra al filón del cine de artes marciales puesto de moda por el
finado Bruce Lee, con el que trabajó en la hoy mítica Enter the Dragon (1974). Deportista todoterreno, Jim Kelly
protagonizó varias producciones de bajo presupuesto cuyo máximo reclamo eran
los combates y la demostración física de sus grandes habilidades atléticas. Su
carrera entró rápidamente en declive, no solo por la decadencia del cine blax sino también por la fuerte
personalidad del actor. Las imposiciones que exigía en los rodajes y sus ideas
políticas le dieron fama de actor difícil y problemático, lo que perjudicó
notoriamente su trayectoria cinematográfica. Abandonó el cine en los primeros
80, pero es recordado por títulos como Black
Belt Jones (1975), Black Samurai (1977), Death Dimension (1978) y Hong Kong
Connection (1978), aparte de sus pequeñas apariciones en las películas del
Black Pack.
LARRY COHEN: Adalid
del cine guerrilla y uno de los nombres
más interesantes de la moderna serie B americana. De amplia y desnortada
filmografía inició su trayectoria como
director con una serie de vigorosos títulos que deben ser considerados entre lo
más interesante del cine afroamericano de la década. Aparte de la extraña e
irónica Bone/Housewife/Dial rat for
terror (1972), tragicomedia en clave social protagonizada por el gran
Yaphet Kotto, Cohen facturó Black Caesar (1972) actualización del viejo
clásico de Melvyn Le Roy, Little Caesar (1930), llevándolo a los barrios
marginales pero sin ensalzar a su
protagonista, un gangster negro en la línea de Bumpy Johnson o Frank Lucas, que
en su ascenso al poder acaba perdiendo el imperio que ha creado. El filme
convirtió en estrella a Fred Williamson y generó una rápida y delirante
continuación: Hell up in Harlem (1973).
En lo 90, actor y director se volvieron a reunir para Original Gangstas
(1996), un anacrónico homenaje a las producciones afroamericanas sementeras
que recuperaba a algunos de los grandes actores del subgénero (Jim Brown, Ron
O´Neal, Richard Roundtree, Pam Grier y Paul Winfield, acompañados por rostros
curtidos en la serie B reciente como Robert Foster, Charles Napier y Wings
Hauser).
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