miércoles, 24 de junio de 2009

JIM BROWN: EL PRISIONERO


En 1973, protagoniza dos títulos carcelarios (por cierto, lugares en los que al parecer se sentía comodo vista la presencia de prisiones en su filmografía) aunque con tramas diferentes. Yo escapé de la Isla del Diablo (1973), dirigida por el veterano William Witney centraba su acción en la mítica prisión de la Guyana Francesa convertida en escenario infernal en sus provechosas apariciones cinematográficas. Brown, como no podía ser de otra forma, lideraba una fuga en la que no todos los implicados lograban escapar con vida. Rodada en México, con producción de los hermanos Corman, un correcto entretenimiento sin excesivas sorpresas.


Gene Corman repitió con Brown en The Slams/A golpes, una de los títulos más representativos y reivindicables de su trayectoria blaxploiter. En esta ocasión, encarna a Curtis Hook un ladrón que tras robar una importante cantidad de dinero acaba a tiros con sus socios de correrías y finalmente con sus huesos en la carcel. La prisión sin llegar a los extremos insalubles y corruptos de la mostrada por el bueno de Jamaa Fanaka unos años más tarde en su trilogía Penitencia, no es precisamente un paraíso terrenal. Además la fechoría de Hook es ampliamente conocida y el paradero del botín que escondió antes de ser apresado, es la meta de todos los que pululan por los pasillos de la carcel. Presionado por la mafia, los guardianes e incluso por los hampones negros, a Hook solo le queda una salida: escapar con vida de “The Slams”.


Dirigida con efectividad por Jonathan Kaplan, el film como otros títulos de la trayectoria de Brown está más enfocado a captar al gran público en lugar que al propio público negro. Se opta más por el mensaje individualista que por el discurso social de una mayoría oprimida por el sistema blanco. En ese aspecto los films de Brown son menos discursivos y por lo tanto más entretenidos que obras similares del periodo. Un detalle para curiosos: Alfonso y Miguel Romero, en un estupendo artículo que publicaron hace unos años en el fanzine Moon Stomper dedicado a Powerman, señalaban las curiosas similitudes de esta película con el origen del popular personaje de la compañía Marvel, algo que se refuta por el evidente parecido físico entre Luke Cage y Jim Brown.


Poco a poco, su estrella fue languideciendo y sus apariciones se fueron haciendo más esporadicas. Aparte de sus trabajos con el Black Pack (Los demoledores y Por la senda más dura en los 70, One down, two to go en los 80), Brown aparece en pocos títulos desde mediados de los setenta hasta comienzos de los 80. De esta epoca rescatemos dos obras por intereses distintos. Fingers/Melodía para un asesinato(1978) es un curioso y estrambótico thriller fiel a la personalidad de su director, el interesante James Toback. Aunque la película es un vehículo la servicio del gran Harvey Keytel, en el se muestra también la fascinación de Toback por la figura de Jim Brown (compartieron habitación durante año y medio). Toback siempre ha sido un admirador de la cultura y los valores de la población afroamericana, como ha demostrado en títulos como Black and White o su documental sobre el polémico Mike Tyson, o en su libro sobre Brown titulado Jim: The Author's Self-Centered Memoir of the Great Jim Brown.



Un año después protagoniza junto a Richard Jaeckel Pacific Inferno, trasnochada aventura bélica rodada en Filipinas y con Brown prisionero de los japoneses buscando un tesoro que el general MacArthur escondió en el mar tras su huida. Poco que llevarse a la boca en una obra que parecía intentar recuperar el revival del cine bélico de finales de los 70. Pura carnaza para recuperadores de grind movies.

viernes, 19 de junio de 2009

JIM BROWN: POLVORA Y MASACRE


En el año 72, Brown realiza dos de sus películas más recordadas y que le encumbraron definitivamente como estrella del momento: Operación Masacre y Pólvora Negra. La primera supone la presentación de Slaughter, todo un tough guy recién llegado de Vietnam y que pondrá las cosas en su sitio actuando al margen de la ley. A su regreso, Slaughter descubre que su padre ha muerto asesinado víctima de un coche bomba. El FBI que investiga el caso le ofrece ir a México y acabar con los mafiosos que mataron a su padre. Al parecer el motivo del asesinato fue el descubrimiento por parte de Slaughter Sr. de una computadora usada por la mafia para llevar a cabo sus operaciones. Pero las cosas no son tan fáciles. Slaughter se acuesta con la novia de un mafioso cuyo negocio quiere comprar otro gangster. Ante tanta presión, la venganza de Slaughter tendrá consecuencias para todos.


Producida por la A.I.P. y dirigida con su efectiva atonía por Jack Starrett, Operación Masacre maneja a lo largo de su metraje los elementos básicos del subgénero: violencia, torturas, sexo, culto al héroe negro y buena música (en esta ocasión a cargo de Billy Preston y Luchi de Jesus). Destacan en su reparto las presencias de Stella Stevens, Rip Torn y Cameron Mitchell. A pesar de su discreción, la película fue un auténtico éxito generando rápidamente una secuela.


Polvora Negra era un film financiado por un consorcio británico y que en principio deberia haberse desarrollado en Inglaterra. Los cambios oportunos la acabaron situando en L.A. Brown encarna al propietario de un popular night-club al que le van bien las cosas. Sin embargo, su hermano, exviet y activista negro atraca con su grupo una casa de juego controlada por la mafia robando además unos controvertidos libros de contabilidad. La negativa de Gunn (así se llama Brown en el film, de ahí el juego de palabras del titulo), provoca el asesinato de su hermano. Su brutal venganza no cesará hasta haber acabado con todos ellos, jefe incluido.


Queda muy claro que a la hora de levantar este tipo de películas los guionistas no se andaban por las ramas de la creatividad e iban a lo seguro. Black Gun define muy bien el modelo de action-movie de esa época y que posteriormente será copiada en los 80 por la ingente pleyade de musculosos héroes que llenaron las pantallas. Dos detalles a reseñar. En el reparto se dejan ver varios actores y actrices negros que pronto protagonizarían sus propios títulos (Bernie Casey, Timothy Brown y Jeannie Bell) y la dirección corrió a cargo del británico Robert Hartford-Davis, experto exploiter de trayectoria pintoresca, que reincidiría en nuestro género favorito en la posterior The Take/Doble Juego (1974). Ah, la nómina villanesca corrió a cargo de los siempre bienvenidos Martin Landau y William Campbell. Excelente score a cargo de Tony Osborne.


Masacre/Slaughter´s Big Rip-off (1973) se inicia de manera muy directa: un intento de asesinato contra nuestro héroe favorito mientras está de picnic se salda con la muerte de su mejor amigo. El responsable de ello es Mr. Duncan, otro jefe mafioso muy disgustado con la carnicería llevada a cabo por Slaughter en México en el primer film. Aprovechando la posible operación de limpieza la policía le pide a Slaughter que asalte la mansión del citado Duncan y le robe una lista de polis y políticos corruptos vinculados con la mafia. Más blaxploiter que la película inicial, Masacre repite más o menos sus principales elementos aunque sorprende en lo negativo la inesperada apatía en la dirección del gran Gordon Douglas. En el reparto rostros habituales de las producciones del periodo (Gloria Hendry, Judy Brown, Don Stroud, Ed McMahon) y soberbia banda sonora de un James Brown en plena forma.


lunes, 15 de junio de 2009

JIM BROWN: BLACK ACTION HERO


En su trayectoria fílmica destacan sus apariciones en dos superproducciones. Una, en la justamente mítica Doce del patíbulo (1967), aventura bélica y ejemplo palmario de la male-action movie, dirigida por el gran Robert Aldrich y todo ello coronado por un inolvidable reparto (Lee Marvin, Ernest Borgnine, Robert Ryan, John Cassavettes, Charles Bronson, Telly savalas, Richard Jaeckel, Donald Sutherland, Ralph Meeker, George Kennedy, Robert Webber, Clint Walter, Trini Lopez…). Brown nos regalaba una última y salvaje carrera que precedía su previsible muerte, aunque su presencia no desentonaba entre tanto nombre importante.


Lo mismo se puede decir de su interpretación en Estación Polar Cebra (1968), macro espectáculo desarrollado en los años álgidos de la guerra fría, ambientado en escenarios especialmente inhóspitos, y con los habituales juegos de guerra de este tipo de producciones (traiciones, sabotajes, falsos sospechosos, tiroteos, dialogos pseudo sesudos y mucha tensión prebélica). La dirigía todo un experto en estas lides, el estupidamente infravalorado John Sturges, y en los posters de la película Brown aparecía al mismo nivel que Rock Hudson, Patrick McGoohan o Ernest Borgnine.

Una de las primeras películas que anunciaron la posterior imagen de Brown como ídolo blaxploiter fue El reparto/The split (1968), curioso thriller de la modalidad atraco perfecto (más bien de sus consecuencias) dirigido por Gordon Fleming. En esta ocasión, Brown encarna a McClaine, un ladrón profesional que tras perpetrar un robo en el coliseo de L.A. es traicionado por alguno de sus socios de felonía. El asesinato de su novia y la desaparición del botín complicarán aún más las cosas. Una vez más lo mejor de la función eran las presencias que se dejaban caer por la película, entre ellas James Whitmore, Ernest Borgnine, Donald Sutherland, Warren Oates…

…..Y Gene Hackman que curiosamente repitió en la siguiente película de Brown como protagonista: Motín/Riot (1969). Esta interesante producción del genial William Castle fue dirigida por un veterano director de TV, Buzz Kulik, un cineasta algo olvidado pero con títulos reseñables en su filmografía. La película narraba el espectacular motín en el que se ve sometida una prisión y al que tendrá que enfrentarse un preso al que le faltan unos pocos meses para su liberación. Ecos de los recientes sucesos de Attica, guión del prestigioso James Poe y un escenario que Brown volverá a transitar en futuras producciones.


Tras un pequeño papel en The grasshopper/Saltarina (1970), un vehículo al servicio de Jacqueline Bisset en la que encarnaba a un supersemental negro, jim Brown inicia su reconversión en action-hero del cine blaxploiter con ...tick…tick…tick… (1970), thriller policíaco de ambiente rural y conexiones mas que evidentes con la exitosa En el calor de la noche (1968). Aquí la tensión racial estalla por todos los sitios: sheriff negro en una población sureña liderada por el KKK, joven adinerado haciendo de las suyas por encima de la ley, palizas al borde del linchamiento, presiones de todo tipo y un clima de crispación no muy lejano a lo que se vivía por esas fechas en algunos lugares de América. Dirigida con efectividad por Ralph Nelson, hay que destacar las presencias de Fredric March y George Kennedy (que sin problemas se adueñan de la función).

sábado, 13 de junio de 2009

JIM BROWN: THE WESTERNER


Cuando Spike Lee estrena en el año 2002 el documental Jim Brown: All American, la figura de esta imponente personalidad del mundo afroamericano roza ya el mito. Sin embargo, el trabajo introspectivo que Lee realiza entorno al exjugador de los Cleveland Browns se fija especialmente en tres importantes facetas que resaltan su condición humana: atleta, actor y activista. James Nathaniel Brown no vino al mundo para convertirse en un portentoso actor shakesperiano. No fue un intérprete de emociones íntimas ni de personajes bigger than life. Hollywood lo sabía y cuando se hace con sus servicios tan solo busca la encarnación del macho afroamericano, un tipo duro de armas tomar que ofreciese la alternativa a la extensa calaña de whiteys heroes que dominaban las pantallas. Es cierto que Sweet Sweetbacks Baaadassss Song puso las cosas claras de lo que tenía que ser la imagen en pantalla del auténtico hombre negro pero cuando lo hizo, Jim Brown llevaba casi una década apareciendo en títulos nada despreciables.


Hijo de un boxeador profesional y una criada, Brown pronto demostró sus actitudes físicas para el deporte. En lugar de seguir los pasos de su padre, se adentró en el mundo del futbol americano convirtiéndose con el tiempo en uno de los más grandes jugadores de la historia y hoy en día sigue conectado a ello, bien como comentarista ocasional, bien como asesor de su antiguo equipo, los Cleveland Browns.


Su primera aparición cinematográfica tiene lugar en el clásico Rio Conchos (1964), excelente western dirigido por el gran Gordon Douglas, donde tenía un pequeño aunque significativo papel. El filme narraba la historia de cuatro hombres que persiguen un enorme cargamento de armas robado por un antiguo general sudista que planeaba reiniciar la guerra. Una auténtica delicia, dirigida con solidez por un cineasta merecedor de mayor atención de la que se le suele prestar, con grandes del cine B en su reparto (Richard Boone, Edmond O´Brien, Stuart Whitman, Anthony Franciosa) y música de Jerry Goldsmith.


Cinco años después, Brown reincide en el género con 100 Rifles (1969), western almeriense dirigido por Tom Gries (otro director, del que se habla poco pero con títulos importantes en su filmografía) y ambientado en el México revolucionario. En esta ocasión ya tiene un rol protagonista y encarna a un sheriff que persigue a un mestizo quien ha robado un banco para hacerse con dinero para comprar armas y ayudar a su gente contra el gobierno que les está masacrando salvajemente. Finalmente, ambos lados de la ley se aliarán por una causa común. Obra eficaz aunque menor, es recordada especialmente por los encontronazos interraciales Rachel Welch-Jim Brown y por su variopinto reparto donde destacan Burt Reynolds, Fernando Lamas, Aldo Sambrell, Sancho Gracia y Soledad Miranda.


Superior en todos los sentidos fue su siguiente incursión en tierras almerienses, El Condor (1970), un filme dirigido por el todoterreno John Guillermin, y donde acompañaba al inolvidable Lee Van Cleef. Este relato aventurero, situado una vez más en México, narraba el intento de dos forajidos de hacerse con el tesoro oculto que estaba en la inexpugnable fortaleza que da título a la película, gobernada por un sádico oficial (encarnado por el gran Patrick O´Neal). Obra interesante, firmada por un Guillermin en buena forma, cuenta en su producción con el insólito André De Toth, y parte de un guión original de Larry Cohen otro habitual del cine B (la presencia de ambos se nota en la extrañeza que en ocasiones provoca el filme). Mayor pintoresquismo imposible.


Van Cleef y Brown se volvieron a ver las caras en otros dos westerns. Por un lado el ya citado en otras ocasiones Por la senda más dura (1975), reunión del black pack en Canarias, dirigida por nuestro amigo Antonio Margheritti; por el otro, Venganza sangrienta/Kid vengeance (1977), producción de los temibles Golam-Goblus rodada en Israel, y vendida en USA como secuela del filme anterior.

viernes, 5 de junio de 2009

ADIOS MAESTRO

DAVID CARRADINE (1936, Hollywood - 2009, Bangkok)
Actor, Productor, Director y Músico.