miércoles, 10 de agosto de 2011

A MOMENTARY LAPSE OF REASON


Con el burrito y mi querido Milú hago un pequeño impasse en este microespacio y dedicaré unos días a Dylan Dog, el cine francés, la música sixty y a lecturas variadas.

viernes, 5 de agosto de 2011

BUBBA SMITH: "BIGGER THAN LIFE"




CHARLES AARON SMITH (28 de Febrero de 1945 - 3 de Agosto de 2011) .
Exfutbolista y actor (Moses Hightower will never die).

jueves, 4 de agosto de 2011

HANCOCK (2008)




He aquí un claro ejemplo de blockbuster multiforme, ciertamente extraño, que navega a lo largo de su desarrollo por aguas turbulentas, yendo y viniendo sin rumbo fijo y con resultados realmente chocantes. ¿Es una buena película? Creo que no. Aún así vamos a mantener ciertas dudas o cuando menos las reservas.


John Hancock es un superhéroe odiado por la gente, alcohólico, cuyas acciones provocan costosos daños colaterales. Su situación va a cambiar cuando se cruce con cun experto en relaciones públicas Ray Embrey que intentará ayudarle en una reconciliación con la sociedad y ser el superhéroe que todos esperan.


Cuatro directores antes que Peter Berg, estuvieron vinculados a este filme y quizas ese desbarajuste (formal y argumental) por el que se mueve la película sea consecuencia de ello. Un claro ejemplo similar al de La momia (1999) donde cada 15 minutos la narración va cambiando de registro con el fin de mantener al espectador atado a la butaca. En el caso que nos ocupa, las piezas no casan por ninguna parte: las espectáculares acciones del superhéroe urbano de malas pulgas (bien interpretado por Will Smith), se dan de bruces con la bonhomía que preside la parte de central del filme ( ese family portrait made-in-USA) y acaba completamente deshilachado al averiguarse la procedencia real y el destino trágico del tramo final. Estamos si se me permite la broma ante una versión de "Pigmalion" en formato palomitero y con banas pretensiones de epatar en su discurso superheroico (por cierto el traje que se calza Hancock en su cambio de imagen tiene sospechosas similitudes con el del superhéroe afroamericano Static).


Para arreglar algo las cosas, felizmente se evita el humor zascandil propio de Smith aunque algunas situaciones iniciales tengan gracia (los videos de Hancock colgados en youtube). También se intenta dar algo de densidad a los personajes y a las situaciones cotidianas. Sin embargo, el filme carece de la mala uva necesaria o esperada (Berg hizo algo parecido en Very Bad Things) y evita colocar a ese personaje agrio y disidente, en su lógico enfrentamiento con la sociedad (Viendo el filme pensé en ocasiones en el magnífico Banner de Azzarello y Corben así como en el primer Men in Black de Sonnenfeld, dos casos de disidencia comiquera bien recomendables, aunque el segundo sufriera del virus Bel - Air). Da la sensación que en ocasiones se intenta deconstruir no solo la figura central, el concepto de superhéroe, sino su propia condición de espectáculo para multisalas. Nunca se consigue lo deseado. Prima más complacer al espectador disimulando siempre la situación dramática necesaria.


La película apenas llega a la hora y media de metraje (una bendición) pero tratandose de un blockbuster se tiene la sensación que uno o dos rollos han sido eliminados o suprimidos por el bien del espectáculo. A pesar de lo dicho, el filme fue un exito comercial y sus responsables barajan la posibilidad de continuar las desventuras del personaje.


martes, 2 de agosto de 2011

FUGA PARA UNA ISLA (1972)



Africa ha sido devastada por una breve guerra atómica y sus habitantes huyen por el mundo. Al cabo de un año, dos millones de africanos han llegado a Gran Bretaña, y poco después la desesperación se transforma en violencia, la violencia en anarquía y la anarquía en guerra civil. A través de los ojos de Alan Whitman vemos las consecuencias del conflicto y la experiencia vital de los supervivientes.


Escrita hace más de cuarenta años, la segunda novela de Christopher Priest es una estimable e inquietante distopia con una problemática muy cercana en las últimas decadas. Lejos de apostar por un escenario apocalíptico provocado por la invasión alienígena de turno, Fuga para una isla plantea una situación más real que invita a la reflexión y al sosiego en su lectura.


Obra ágil, estructurada a base de flashbacks y flashforwards, empleando una serie de pequeños capítulos (más bien escenas), el lector acaba conociendo la situación global de la catástrofe a la vez que el dilema personal de nuestro protagonista. Whitman es un hombre normal, con sus aciertos y defectos, que le toca experimentar una situación personal que se prolonga en el estado de caos provocado.


Priest evita hacer consideraciones banales, ni maniqueismos baratos para incitar al lector con trucos complacientes. No faltan las consideraciones políticas, sociales e incluso sexuales, ni tampoco una clara crítica a la situación planteada. Aunque se avanza y se vuelve atrás constantemente en la narración, todos los pequeños episodios se van configurando como un todo dejando en el lector una sensación extraña y familiar, muy similar a la provocada posteriormente en La carretera. Un título reivindicable y más cercano de lo que pudiera parecer a primera vista.