lunes, 30 de abril de 2012

SOUL SOLDIER (1970)


Ahora que Quentin se lanza de cabeza al "Black Western" recordamos aquí un ejemplo bastante desconocido e inencontrable dirigido por un todoterreno del cine B de los 70 y 80: John "Bud" Cardos. Conocida también con otros títulos (The Red, White and Black; Black Cavalry; Buffalo Soldiers o Men on the Tenth) el film narra la historia de los primeros soldado negros que sirvieron en el ejercito americano después de la guerra civil. La calidad según las fuentes consultadas deja mucho que desear y supuso la opera prima de su versátil director. 
Aunque en el reparto hay rostros conocidos como Cesar Romero, Barbara Hale o Robert Dix, destaca al menos el protagonismo afroamericano de actores no muy conocidos (Robert Doqui, Janee Michelle, Lincoln Kilpatrick, Rafer Johnson, Isabel Sanford). Un film invisible que precedió a Nigger Charley, Boss Nigger, y otros ejemplos de western negro y con una temática muy interesante que ha tenido eco en mejores producciones (El Sargento Negro, Tiempos de Gloria, Buffalo Soldiers).
Los aficionados al cine psicotrónico pueden seguir con atención la posterior trayectoria de Cardos con títulos tan simpáticos como Tarántula, The dark, The Day time ended o Mutant, cine de género barato, imaginativo y falto de pretensiones.

jueves, 26 de abril de 2012

A ESTRANHA HOSPEDARIA DOS PRAZERES (1976)

 
Viajamos al Brasil bizarro y delirante de José Mojica Marins. Aunque en este caso en uno de los puntos más bajos de su carrera. Pasaban los años y el regreso de Ze do Caixao a las pantallas se iba complicando. En ello, se unieron situaciones económicas y personales que fueron marginalizando al particular cineasta brasileño. Con el empeño de seguir viviendo y mantener su   alicaida popularidad, Mojica orquestó esta nueva película con un presupuesto bajo mínimos y dejando las labores de dirección a un "discípulo" (una de esas maneras estrafalarias con las que denominar al "ghost-director" de turno). El resultado tuvo un título contundente, un cartel impresionante y un resultado flojísimo. Pero incluso en tales circunstancias uno encuentra inesperadas alegrías.


Un extraño hostal de carretera pone un anuncio buscando a tres mujeres y un hombre para trabajar. Un grupo de personas acuden al siniestro lugar donde les recibe el enigmático dueño (que no es Ze do Caixao pero habla como él y actua como él) y acaba cogiendo a dos de ellos (las otras dos plazas son para mujeres que han sido "recomendadas" y los elegidos aunque no quieren el puesto son finalmente abducidos). Al lugar van llegando sorprendentes personajes a los que se les hace el check-in sin ningún tipo de documentación ni tampoco parece que haya mucho ánimo en cobrarles por alojarse allí. El lugar oculta un "increible" misterio (lease esto con un sonido estruendoso de fondo).


Nada que decir sobre la sinopsis. hay películas con peores argumentos y resultados no superiores (¿verdad Eli?). Sin embargo, en la filmografía de Mojica hay obras más enloquecidas, mejor realizadas y no tan arrítmicas como la que nos ocupa. A Estranha Hospedaria dos Prazeres se ocupa de acumular situaciones que se repiten continuamente hasta llegar a un climax tan torpe y tópico que pierde cualquier posible efecto en el espectador. Quizás la película necesitaba un presupuesto mayor, un mejor guión y una mayor inventiva en la dirección (Motta o Marins quien dirigiera el invento muestran un amauterismo ciertamente preocupante).


Entrando en detalles pintorescos, la fauna que pulula por el lugar tampoco ofrece mucha distracción y quedan representados por sus arquetipos: unos jugadores de cartas, un suicida, unos adulteros, unos hippies moteros...e incluso la presencia de Mojica muestra menos brillo que de costumbre. Además, la narración se ve salpicada constantemente con una columna sonora inenarrable repleta de ruidos, sonoridades religiosas, estruendos varios y demás tramoyas que acaban perjudicando la atención de los más fanáticos.


No estamos exentos del monólogo existencial de Mojica, de su reflexión de algunos de los males que acucian al hombre, de los primerísimos planos con su mirada, de las escenas gratuitas de desnudos (la orgía hippie es francamente impresentable), de FX al borde de lo permitido, de colores, velas, rayos...aunque  para  68 minutos que dura el filme (para no tener mucho dinero consiguieron un metraje suficiente para el estreno), A Estranha Hospedaria dos Prazeres es una película demasiado larga incluso para los más curtidos en cine bizarro.



Lo Mejor: El plano del calavera, el cartel y el título.
Lo Peor: la falta de sorpresa y el tono amorfo del conjunto.

martes, 24 de abril de 2012

THE STUDENT NURSES (1970)

 

1.- Quién ha seguido la trayectoria de Roger Corman conoce sus atractivos pero también sus trampas. En sus entrevistas, contestadas con milimétrica exactitud, desvelan a un hombre de cine que ofrece al lector y al entrevistador las respuestas que quiere escuchar, eludiendo en muchos casos los escollos más complicados. También destaca su apuesta por el caballo ganador: Scorsese, Coppola, Cameron, Bogdanovich,  Dante, Howard e incluso Sayles. Sin embargo, hay olvidos sospechosos o poco convincentes. Cita poco o nada a un cineasta tan particular y a mi modo de ver genial como Curtis Harrington o apenas nombra a Paul Bartel (llegando a la desfachatez de ni siquiera aparecer citado en los créditos del remake de Death Race). Curiosamente, ambos realizadores eran hombres de cine lúcidos, inteligentes, de trayectorias discolas para el público mayoritario y que no guardaban un "buen" recuerdo de su etapa "Corman". 

2.- Tampoco suele citar actualmente Corman a Stephanie Rothman, primera directora que trabajó para él, haciendo un poco de todo y que le dió uno de sus grandes éxitos como productor: "The Student Nurses" (1970). El caso de Rothman es distinto ya que desafortunadamente su admirable labor dentro del cine B de los 70, no tuvo continuidad en los grandes estudios y su trayectoria se vió cortada. A diferencia de Harrington y Bartel, la directora norteamenricana si que habla bien de Corman al que considera abiertamente su mentor.

 
3.- Cuando Corman crea la New World, lo tuvo muy claro a la hora de dar el pistoletazo de salida: "Explotación de una fantasía sexual masculina, con una subtrama cómica, en la que no falte acción, violencia, un ligero mensaje de izquierdas...y por otro lado, desnudos frontales de cintura para arriba o completos por detrás (nunca enseñar vello púbico) y conseguir un título que funcione". Aquí tenemos la clave de la fórmula de las películas de enfermeras pero que podría ser traspasada a otras de sus producciones setenteras (and beyond...). Al menos, The Student Nurses (1970) tuvo la suerte de ser dirigida por Stephanie Rothman que tuvo la delicadeza de dar algo de empaque a la rudeza de dicha fórmula, logrando un insólito, en ocasiones ingenuo pero efectivo equilibrio, a una película y una historia que en otras manos hubiese desarrollado resultados mucho peores (como se vió posteriormente en las secuelas).

4.- Cuatro jóvenes estudiantes de enfermería viven juntas en California y viven diversas aventuras. Una de ellas se enamora de un joven en fase terminal; otra experimenta la era de acuario (viajes acidos incluidos) y acabará embarazada; una tercera se relaciona con fenómenos de guerrilla urbano vinculados al mundo hispano y la última, la pija del grupo, tiene diversos líos amorosos.

5.- Las nuevas reglamentaciones censoras permitieron a muchas películas tratar temáticas más adultas y difíciles de ver en producciones de los grandes estudios. Esto se apreciaba en las últimas obras de Corman como director y se ve claramente en The Student Nurses (1970). A Rothman no le importaba seguir la fórmula citada pero siempre y cuando la permitiera tratar temas que a ella siempre la interesaban: la liberación de la mujer, la lucha por las libertades y los derechos civiles, el aborto, las desigualdades sociales, las dificultades de adoptar decisiones en la vida adulta, e incluso, documentar ciertos movimientos político-sociales de ese momento. The Student Nurses (1970) es un perfecto melting pot de todos estos aspectos comentados que curiosamente logra un tono perfecto que cruza sin problemas la comedia y el drama, introduciendo ademas otros aspectos imposibles en producciones normales (las secuencias oníricas revisitadas posteriormente por Rothman en The Velvet Vampire) e incluso, lanzando al espectador no iniciado ideas que posiblemente no esperaba encontrar.


6.- Narrada con encanto y sin pretensiones, acompañada de un estupendo y misterioso soundtrack inencontrable, The Student Nurses (1970) acaba convertida en perfecta radiografía de las tendencias que se vivían dentro y fuera de las pantallas norteamericanas. Lo mejor del trabajo de Rothman es que sabe dar la suficiente entidad a sus protagonistas evitando que acaben visualizadas como objetos de visión sexual y ofrece un estimable dinamismo para que los aspectos más dramáticos o menos adsequibles acaben fluyendo placidamente en el desarrollo de la película. Las secuelas se limitaron a explotar basicamente lo que Rothman solo quiso sugerir. (Todas ellas dirigidas por hombres, por cierto).

7.- Por ir cerrando, destacar sus geniales y sencillos títulos de créditos (con el magnífico tema: "We can make it if we try"), el encanto que desprenden Elaine Giftos, Karen Carlson y Brioni Farrell, la bella gelidez de Barbara Leigh y sus recorridos oníricos,  o la sorpresa de encontrarnos con el tema hispano en lugar del esperado mundo afroamericano. Stephanie Rothman abandonó posteriormente la New World para co-fundar la hoy reivindicada Dimension Pictures. En sus seno dirigiría The Working Girls (1974) una versión mejorada y muy reivindicable de lo aquí expuesto.

viernes, 20 de abril de 2012

SOMBRAS EN LA OSCURIDAD (1970)

En recuerdo de Jonathan Frid (1924 - 2012)


Creado como solución de última hora para salvar de la quema a una peculiar serie televisiva que navegaba sin rumbo fijo, Barnabás Collins es uno de los vampiros más interesantes surgidos en la pequeña pantalla. Dentro del culebrón "Dark Shadows" reformó la propia ficción creada y lo convirtió en algo distinto. Un personaje magnético, misterioso, elegante, maquiavélico y maligno, que se movía por instintos muy humanos a pesar de tratarse de un ser de ultratumba. En el retrato de familia de Collinwood, Barnabás era la pieza que hacía falta para que todo el engranaje de maldiciones, odios, amores, rencores y enigmas lograsen encajar.


Lo que funcionaba en TV podía funcionar en pantalla grande y Dan Curtis tuvo la oportunidad de llevar al cine a su criatura en una película que funciona como versión resumida de lo acontecido en la serie (desde la llegada del vampiro) y a la vez, como excelente acercamiento para los que desafortunadamente no llegamos a ver la ficción televisiva. El resultado es uno de los mejores filmes de vampiros del periodo cuya especial personalidad sigue inalterable a pesar de haber transcurrido más de cuatro décadas.

Collinwood es una estraña mansión habitada por una familia de oscuros misterios. Willie Loomis (el Renfield de la ficción) cree haber dado con la pista de un tesoro perdido que la acaudalada familia Collins mantenía en secreto. Excavando en el cementerio familiar termina por liberar a un vampiro que lo ataca y lo convierte en su esclavo. Muy pronto el ser recobra su aspecto humano y se presenta ante la familia como Barnabas Collins, un primo lejano de Inglaterra. Su llegada desencadenará una serie de imprevistos sucedidos y muertes en la zona. El vampiro cree encontrar a la reencarnación de su amada novia (fallecida antes de la boda) en la institutriz de la casa y una doctora asegura tener la cura para su enfermedad....

Aunque Barnabás es el centro de esta peculiar peripecia, la auténtica protagonista de la historia tanto en el cine como en la pantalla catódica es Collinwood, una extraña mansión de reminiscencias anglosajonas que se convirtió en centro neuralgico de todo tipo de fenómenos extraños. Entre sus paredes moraron upiros, zombies, hombres lobo, fantasmas, brujas... y cualquier monstruosidad que pudiesemos pensar. El lugar decadente, siniestro y olvidado parece una extraña anomalía representada junto al mar, cuyo boscoso entorno esconde abandonadas reliquias de un pasado floreciente aunque maldito. En ese aspecto, Collinwood parece una imagen paralela de otro lugar fascinante y no menos ominoso: Manderley, la mansión británica creada por Daphne Du Maurier.

Por lo demás en esta imagen crepuscular, romántica y decadente del vampiro cabe destacar la prestancia del inolvidable Jonathan Frid, cuyo rostro y figura hechizan al resto de personajes sin perder un apice de su malignidad. Barnabas Collins es un vampiro muy humano pero que nunca abandona su maldad, aunque muchos de sus propositos sean nobles y compartidos por el espectador. Es esa fascinante dicotomía la que conectó perfectamente con el público convirtiéndole en un icono entre los seguidores más jovenes que eran los que seguian y devoraban la longeva (en cuanto a episodios) serie.

Dan Curtis figura clave de la televisión fantástica de los años 70, reincidiría posteriormente en la figura del vampiro en otras logradas ficciones (su "Drácula" o la primera película de "Kolchak", esta última dirigida por John Llewellyn Moxey) pero es Barnabás Collins su más lograda apuesta por emparentar el pasado y el presente de las míticas criaturas de la noche.

martes, 17 de abril de 2012

EL SOTANO DEL MIEDO (1991)


"El sotano del miedo es una metáfora de la evolución del mundo en el que las generaciones jovenes son como zombis que viven en el subsuelo de una casa/mundo que se ha convertido en terrible, horrorosa. Y eso por culpa de los habitantes de esa casa/mundo, que por eso llamo Hombre y Mujer(....). Lo que a mí me interesaba no era centrarme en el caso concreto, sino en la abstracción de la globalidad". Wes Craven dixit*. El problema como suele suceder con otras propuestas del director norteamericano es visionar la película y leer declaraciones como esta. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.


Al creador de "terrores favoritos" como Pesadilla en Elm Street, Las colinas tienen ojos, Bendición mortal o La serpiente y el arco iris, la palabra maestro le queda muy grande. Como herramienta promocional queda muy bien (el estreno de Scream me confirmó que Craven es ante todo un vendedor de humo) pero ver su nombre en compañía de Cronenberg o Carpenter provoca en el que esto suscribe demasiadas suspicacias.


A lo largo de su pintoresca, accidentada y muy irregular carrera, Wes Craven ha demostrado tan buen olfato para las grandes ideas como una decidida incapacidad para desarrollarlas competentemente hasta el final. Listo como pocos, sus filmes son rodeados de reflexiones sesudas para que el espectador cuando muerde el anzuelo, el gusano tenga un sabor apetecible y no el que realmente tiene. Quizás estoy generalizando o siendo un poco duro, pero Wes Craven me recuerda a uno de esos productores musicales que cada temporada buscan el hit deseado. A veces lo consigue y la mayoría de las ocasiones no.


Entremos en faena. En un ghetto intuimos que angelino, vive en un bloque completamente desahuciado un chico afroamericano (al que llaman el loco), su madre enferma y su hermana lectora de tarot entre otras habilidades. Convencido por un maleante del barrio, el loco es instigado a asaltar la casa de los auténticos dueños del bloque. En el misterioso lugar se esconde un tesoro. Sin embargo, la extraña mansión oculta inesperados secretos.


Craven utiliza como fuente (no es la primera vez) un caso de la crónica criminal sucedido en Santa Monica y que encontró en los periódicos. Sin embargo, el cineasta recurre a los cuentos de hadas (concretamente los ecos de Hansel y Gretel, Juan sin miedo o Jack y las alubias mágicas surgen en el filme) para aderezar esta supuesta crónica social, con forma de aventura juvenil y notas de denuncia al sistema. Happy end incluido.


Lo mejor del filme es como siempre lo que Craven apunta: esa pareja de ogros efectivamente interpretada por Everett Mcgill y Wendy Robie, siniestros hermanos de sugerida relación incestuosa y que tienen secuestrados a un grupo de niños (ya crecidos) en el sótano. Sin embargo, esta truculenta y fascinante propuesta no es explotada por Craven en su vena terrorífica sino que opta por un formato más ligero y distendido, de epopeya juvenil repleta de acción, personajes caricaturescos, situaciones moderadamente intrigantes y algunos golpes de efecto sanguinolento (para mantener la marca entre el fandom). Estamos en resumidas cuentas, ante un filme un tanto oscuro para los más pequeños y un tanto infantil para los más adultos, lo que provoca cierto alejamiento entre el público general.


El sótano del miedo (1991), pese a todo, y dentro de la filmografía de Craven es un filme correcto (está bien rodado y tiene aspectos simpáticos) y superior a otras lindezas con las que el cineasta nos ha obsequiado y que alguna vez hemos tratado por aquí. Se repite ese concepto de maldad plenamente humana que anida a nuestro lado de manera invisible y bajo la etiqueta siniestra de gente corriente. Una temática que se desarrolla en muchas de las ficciones del cineasta norteamericano independientemente del resultado obtenido.


Pero centrándonos con algunas de las preferencias de este blog, nos llama la atención que el filme llegue a las pantallas en pleno auge del cine afroamericano de los 90 (la idea y el boceto inicial databa según Craven de una década antes), lo que convierte al filme en una especie de "Los Goonies in the Hood", recalcado por el protagonismo afroamericano tanto del protagonista como del contexto en el que se desarrolla la historia, aunque los elementos racistas y más controvertidos son limados para hacer digerible el producto. El vino de siempre en botellas "usadas" (que no nuevas).


Lo Mejor: la idea de la historia y el cartel de la película.
Lo peor: la indefinición conseguida en el resultado final
La duda: ¿Por que muchas películas de Wes Craven tienen trabajo adicional de post producción?

*Fantastic Magazine nº 9. Segunda época. Noviembre 1992. Pg 40.

miércoles, 11 de abril de 2012

A JAMAA FANAKA FILM





¿Cómo te gustaría ser recordado?
"Como un hombre que ayudó a pavimentar el camino para otros.
No fuí el primero; cada persona que provoca cambios tiene siempre una deuda con alguién que le antecedió. Me gustaría ser recordado como un hombre que ayudó a mantener la pelota en movimiento".*

*Declaraciones de Jamaa Fanaka recogidas en el libro de Josiah Howard: Blaxploitation Cinema.

martes, 10 de abril de 2012

REBELION EN L.A.



A principios de los años 70, un grupo de estudiantes recaló en la UCLA (Universidad de California, L.A.) determinados a realizar un cine que reflejara sus inquietudes personales. Este grupo tenía un elemento común: estaba formado por afroamericanos o personas de origen africano.


En plena época de protestas y cambios, el grupo que se denominó asimismo como "L.A. Rebellion" intentó dar salida a sus airados sentimientos contra el racismo y pretendieron ser testigos directos de una realidad que en muchos casos estaba siendo ocultada. El grupo no alcanzó eco mediático y pocos de sus integrantes lograron sacar adelante sus proyectos independientes fuera de las aulas pero poco a poco fueron siendo recuperados por festivales y campus universitarios además de organizaciones en favor de los derechos civiles.


En Otoño pasado, la UCLA realizó un ciclo de proyecciones inaugurando una serie de actos para recuperar la memoria de estos cineastas bajo el título: "L.A. Rebellion: Creating a New Black Cinema". Ente los cineastas que formaron este grupo se encuentran realizadores importantes como el gran Charles Burnett, o nombres menos conocidos como el director de origen etiope Haile Gerima, Larry Clark (cineasta afroamericano no confundir con el creador de Kids), Julie Dash, Ben Caldwell, Alile Sharon Larkin, Zeinabu Irene Davis, Barbara McCullough, Billy Woodberry, Jaqueline Frazier y el finado Jamaa Fanaka, único miembro del grupo que alcanzó cierta repercusión mediática con sus películas. Todos ellos formaron un movimiento al que se unieron actores, historiadores y críticos cinematográficos.


Todos ellos se movieron siempre en la más estricta independiencia y avogaron por la integración en las aulas de programas que recuperaran la experiencia afroamericana y los problemas raciales.


jueves, 5 de abril de 2012

JAMAA FANAKA FOREVER ! : 1942 - 2012


Lamento que la primera vez que hablo en el blog de la persona que titula y a la vez homenajea este espacio es por razones luctuosas. El pasado 1 de abril falleció en Los Angeles Jamaa Fanaka uno de los directores afroamericanos surgidos en los 70 con la ola de producciones que tanto disfrutamos en este blog. De hecho, su película Penitenciaria (1979) supone el último éxito de la blaxploitation y para muchos estudiosos el canto de cisne del mismo.


Nacido en Jackson Missouri en 1942, con el nombre real de Walter Gordon, se graduó en la UCLA donde realizó sus dos primeras películas aprovechando el proyecto fin de carrera: Welcome Home, Brother Charles (1975) y Emma Mae (1976), dos filmes de bajisimo presupuesto pero sacados con solvencia desde la más estricta independencia. Su siguiente película y una de mis favoritas del periodo, Penitenciaria (1979), también fue realizada con escasísimos medios pero logró un inesperado éxito al mezclar cine de prisiones, boxeo, racismo y denuncia social. Jamaa Fanaka realizó dos secuelas en los 80, creándose alrededor de ellas el lógico culto en los sectores más especializados. Y cerró su trayectoria en plena época del nuevo cine afroamericano con Street Wars (1992), un filme de violencia callejera.


Posteriormente, alentó una denuncia legal contra la industria del cine donde intentó señalar el abuso y racismo de ésta contra las minorías étnicas y las mujeres, que fue rechazada por la justicia americana, aunque él no desistió en su empeño. Interesado por todos los aspectos de la cultura afroamericana y la defensa de los derechos civiles, el cineasta estaba trabajando en un documental sobre el impacto del hip hop y en una cuarta parte de su mayor éxito.


Los que os habeis acercado alguna vez por este blog sabeis que anteriormente firmaba mis reseñas usando su nombre como pseudónimo y fue así como me suscribí en facebook. En noviembre pasado recibi un mensaje suyo advirtiendo el uso de su nombre por mi parte en facebook. Cuando le notifiqué el motivo y la existencia de mi blog (que en realidad habia querido denominar como Penitenciaría), me lo agradeció y me animó a seguir con ello, aclarando eso sí el uso del nombre y resumiendo el contenido del blog (cosa que hice como bien podeís apreciar en la parte superior derecha). Sin lugar a dudas, una de las cosas más gratificantes que me han sucedido desde que escribo en este microespacio.


Me quedo con este curioso recuerdo y lamento su inesperado y temprano fallecimiento.
God bless you my friend.