miércoles, 27 de febrero de 2013

GANJA AND HESS (1973)



Dentro de las películas de terror que el cine afroamericano desarrolló en la década de los 70, Ganja and Hess (1973) era una de sus obras más desconocidas. Su difícil acceso a ella, su estreno casi invisible, el protagonismo de Duane Jones y Marlene Clark la hacían a priori una cult-movie de apetecibles sugerencias. Su rescate reciente, a partir de una copia integra que restituía cerca de media hora cercenada en su versión estrenada, devolvía lustre a una de las más buscadas películas de los aficionados al “Black cinema”. Sin embargo, su visionado nos desvela resultados inesperados aunque poco satisfactorios.

Este filme cuenta la historia del Doctor Hess arqueólogo contaminado de una enfermedad milenaria. Hess fue apuñalado por un extraño mientras estudiaba la antigua civilización africana de Myrthia. Tres cuchilladas: una por Dios Padre, otra por su Hijo y una tercera por el Espíritu Santo. Observamos su tragedia personal al no poder controlar las reacciones impulsivas de su adicción. Asistimos a su envenenada historia de amor fou con la viuda de unos de sus colegas (adicto al suicidio). Y nos desconcertamos con su inesperada reconversión a la luz en forma de cruz desnuda. Un hastío que le lleva a su definitiva sustitución relevado por una especie suprema (la viuda negra asqueada de su condición pero cautivada de los placeres de la nueva carne). 

Suena pretencioso y la película lo desarrolla de esa forma. Bill Gunn, actor, escritor y director dedicado al mundo teatral, utiliza rebuscadas soluciones visuales, momentos oníricos, bloques precognoscitivos, reflexiones en off, trucos de montaje, soluciones de impacto que contenten al espectador erudito (tuvo una calida recepción en Cannes) antes que al público habitual. 

Ganja and Hess (1973) es una obra experimental que se aleja de cualquier vertiente genérica. Se acerca a lo introspectivo antes que a los modos expresivos del cine de horror. Busca el sentido emocional por encima del estimulo terrorífico. Usa la temática vampírica como pretexto para tratar el pecado, la traición, el adulterio, el sentimiento de culpa, la adicción y la religión. También se vertebra la idea de nuestra vinculación con el legado de nuestros ancestros, en este caso maldito y en última instancia, mortal. El lenguaje utilizado es caprichoso y hermético, poblado de imágenes sugerentes y sonoridades, que curiosamente acaban regresando una vez finalizada la proyección.

El resultado desagradó a los productores que no supieron que hacer con semejante criatura. Ellos esperaban una pieza convencional de terro afroamericano y se encontraron con una obra de tesis, confusa y compleja, con incidencia final en la religión y en la liberación sexual a través del sacrificio. Lógicamente,  la película se estrenó remontada y mutilada en salas poco aptas para ella. Como sucede con “Sweet sweetback baadasssss song (1971), este extraño filme vampírico es una pieza trufada de experimentaciones a las que el tiempo no ha tratado bien. Destacar por encima de todo a su duo protagonista: el gran Duane Jones y la magnética Marlene Clark. El resto para completistas o degustadores de piezas envenenadas. 

Un último detalle para comprender su condición de “rare blaxploitation”. A lo largo de los años, el filme tuvo distintas ediciones con diferentes metrajes y diversidad de títulos. Esto dio lugar a confusiones y a considerar la existencia de varias películas cuando la realidad era bien distinta. Ganja and Hess (1973) ha sido restrenada o editada en video con los siguientes títulos: Black Evil, Black Vampire, Blood Couple, Double Possession, Vampires of Harlem y Blackout: the moment of terror.


Lo mejor: su pareja protagonista, su deseo por alejarse de lo habitual y su capacidad de sugerencia.
Lo Peor: su lenguaje narrativo ha envejecido muy mal.

martes, 26 de febrero de 2013

ANTONIO FARGAS AS THE KING*


Antonio Fargas es una de los actores claves del cine afroamericano de los 70. Siempre está allí. Disfrazado, dicharachero, cómico, a veces dramático, vendiendo o robando, poniendo un precio a casi todo. Es el tipo que aunque no quisiéramos, acabaríamos negociando con él. Su rostro es reconocible. Puede intimidar pero terminas confiando en él. Le miras siempre de reojo pero su sonrisa te embriaga. No es una firma acreditada y sin embargo su estilo crea moda. Ha controlado todos los escenarios y siempre ha dejado su huella.Se convirtió en figura reconocible en la pequeña pantalla gracias a sus apariciones en el show televisivo "Starsky & Hutch".  Lo suyo tiene mucha valía por que no protagonizaba películas y sus apariciones eran  pequeños papeles e incluso  algún cameo. Pero a la gente le encantaba y los directores con los que trabajó supieron ver su enorme capacidad actoral y su bis cómica. Y eso ayudó a abrirle las puertas del éxito.

Debutó joven en el mundo del cine con tan solo 14 años encarnando a un yonqui de Harlem en “The Cool World” (1964). De ascendencia indio – puertorriqueña, Fargas se formó como actor teatral  y trabajó en los 60 en los escenarios de los que siempre guarda un gran recuerdo. El boom blaxploiter le encontró por el camino y tras un par de apariciones en sendas películas dirigidas por el padre de Robert Downey Jr., el actor hace un cameo en una producción que como hemos apuntado anteriormente cambió el color de Hollywood. Repasemos algunos de sus logros en este particular Top-Ten.


  • Las noches rojas de Harlem (1971): Algo hierve en el popular barrio neoyorquino. La hija del mafioso Bumpy Jonas ha sido secuestrada. Suena “Soulsville” mientras John Shaft patea Harlem. Nadie sabe nada. Y de repente, aparece Bunky. Gafas negras, gorro negro, apoyado en un coche. El detective le pregunta por Ben Buford, Bunky no sabe nada. Aparecen 20 dolares de la mano de Shaft, y Bunky recita la “biblia” de corrido…Puede que fuese una premonición pero el rol de “informante” se convirtió en una de sus seña de identidad. Apenas un minuto en pantalla y todo el mundo lo recordó.
 
  • Pánico en la calle 110 (1972): Tres asaltantes negros atacan un “piso franco” de la mafia robando una importante cantidad de dinero y asesinando a 7 personas. La policía y la mafia irán tras ellos. Antonio Fargas encarna al conductor del robo que posteriormente recibe una brutal paliza de Anthony Franciosa en un burdel del barrio. Uno de los grandes momentos de este soberbio policiaco donde la tensión racial  estalla. Sin adaptar a Chester Himes, el filme es fiel a su escritura.
 
  • Cleopatra Jones (1973): Una escultural agente especial que lucía sus modelos con el mismo garbo que soltaba patadas o disparaba con indudable tesón a los facinerosos de turno. Un filme con indudable sabor a comic y que respondía irregularmente tanto al John Shaft como al popular 007. Lo mejor de la película se lo llevaba “robaescenas” Fargas, encarnando en esta ocasión a un hampón llamado Doodlebug Simkins, cuya ampulosa muerte es digna de ser glosada en cualquier historia de las crook movies. Su personaje no deja por ello de ser un tipo caricaturesco muy bien interpretado por el actor afroamericano.
 
  • Foxy Brown (1974): En esta vengeance-movie al servicio de la potente Pam Grier, Antonio Fargas encarna al problemático hermano de la protagonista, cuyos deslices dialécticos le cuestan la vida al novio de ella lo que provoca la respuesta de Foxy. Un personaje hecho a la medida de Fargas tan lastimoso y excesivo como el filme lo merece.

 
  • El Jugador (1974): en esta prestigiosa película de Karel Reisz, el actor tuvo un breve papel encarnando a un “pimp”. La leyenda cuenta que fue esta actuación lo que le llevó a su personaje más conocido. Lo que si demuestra, es su amplia versatilidad en cualquier tipo de película. Posteriormente, autores como Louis Malle (“La Pequeña”) y Paul Mazursky (“Próxima parada, Greenvich Village”) contaron con su inestimable presencia.
 
  • Huggy Bear (1975-1979): Sin lugar a dudas, el personaje referencia de Antonio Fargas. El “chivato” de la pareja de polis más canalla que dio la TV de los 70 (Starsky & Hutch) lucía un guardarropa digno de una superstar y se dedicaba a 1001 oficios sin rumbo fijo. Era el único aspecto por el que muchos jóvenes afroamericanos veían la serie y generó su propio merchandising. Los productores se frotaban las manos e intentaron crear un spin-off a partir de un episodio protagonizado exclusivamente por él. La idea no fructificó pero durante cuatro años los hogares de medio mundo disfrutaron de su encantadora presencia. En su versión cinematográfica posterior no le vimos aparecer aunque si aportó su voz al videojuego aparecido en el año 2003. 
 
  • Huckelberry Finn (1975): en este telefilme tuvo oportunidad de encarnar a uno de los personajes más deseados por cualquier actor de color: Jim el esclavo negro que busca su libertad acompañado por el inolvidable personaje de Huckelberry Finn (aquí interpretado por Ron Howard) creado por el gran Mark Twain. Una de las historias más hermosas de la narrativa norteamericana llevada a la pantalla en varias ocasiones.
 
  • Un mundo aparte (1976): en esta popular comedia afroamericana (en realidad, multirracial), centrada en los empleados de un establecimiento de lavado de coches, Fargas encarna al divertido Lindy, un gay bigger-than life, que anima esta insolente película dirigida por Michael Schultz. Repleta de rostros conocidos, las intervenciones de Lindy son disfrutadas por el respetable de la misma manera que sus compañeros de reparto las recibieron en su elaboración. 
 
  • I´m Gonna git you sucka (1988): Pasamos década lo que no quiere decir que “Big Antonio” estuviese parado. Series de TV, películas de todo pelaje, teatro, apariciones televisivas…el actor siguió trabajando de manera constante. A finales de los 80, antes del boom del nuevo cine afroamericano los Wayans orquestan esta parodia-homenaje a la vieja escuela. Fargas interpreta, como no, al inenarrable Fly Guy, un pimp con plataformas imposibles que provoca la hilaridad del barrio. El resto le sigue el juego.
 
  • Todo el mundo odia a Chris (2009): En esta popular sitcom nuestro querido actor interpreta a Doc, el dueño de una tienda que le da trabajo al protagonista. Lógicamente una serie que gira entorno a una familia afroamericana en su vida diaria a principios de los 80 tenía que contar con él. Fargas interpretó también a otro personaje que en Halloween se disfrazaba de….un pimp llamado “Sweet Tooth”. Un breve ejemplo de una de las muchas series televisivas en las que ha dejado su impronta.
*Este artículo apareció publicado en el nº 2  del fanzine argentino "La Coca" - (Noviembre 2012). Aquí  publicamos una versión con ligeras modificaciones.

lunes, 25 de febrero de 2013

BLAXPLOSION: (X - Z)



X-RATED: Hubo pornos como Lialeh (1973) o Tongue (1976) protagonizados por actores de color pero traemos la “maldita” calificación a colación para hablar de Sweet Sweetback´s Baadassss Song (1971) escrita, producida, interpretada y dirigida por Melvin Van Peebles. Esta contundente y arriesgada propuesta imponía un héroe negro enfrentándose al sistema y en constante huida para defender sus ideales y su propia supervivencia. Película surgida al margen de Hollywood, financiada íntegramente por afroamericanos, defendida por el movimiento Black Panther, supuso en su momento un revulsivo dentro del cine de la época. Su discurso le costó la X, pero esta etiqueta jugó a su favor al publicitarla como un gesto racista de las instituciones americanas contra una película cuyo mensaje era incendiario. Pieza perfecta para las sesiones golfas, su escaso presupuesto (rondó entre 50.000 y 100.000 dólares) se vió enormemente recompensado en taquilla (unos 15 millones).

YOUNGBLOOD PRIEST: Indiscutible protagonista de la estupenda Superfly (1972), encarnación chulesca del camello callejero al límite y hastiado, permanece como una de las grandes sensaciones de la blaxploitation. Su director, Gordon Parks Jr. supo captar muy bien el ritmo de la calle gracias al tono realista y casi documental adoptado en muchos momentos. Su banda sonora a cargo del inolvidable Curtis Mayfield es uno de los puntos altos de la música cinematográfica de los 70. Priest fue interpretado por Ron O´Neal, un actor que prefirió los escenarios teatrales por ello su carrera cinematográfica nunca logró despegar lo que evitó convertirle en figura reconocida como Roundtree, Williamson, Brown y cia. Apareció en la tercera parte de las aventuras del inspector Tibbs y le rechazaron para Shaft (1971) por no ser “black enough” (no es broma); encarnó de nuevo a Priest en Superfly TNT (1973), inferior secuela de evidente tono concienciador (más afín a sus ideales personales) que supuso su debut en la dirección; fue uno de los protagonistas de Brothers (1973), drama carcelario con el activismo negro de fondo; y protagonizó a finales de los setenta The Hitter (1979), film de temática boxística que le reunió con la adorable Sheila Frazier, su compañera en la citada Superfly (1972). Youngblood Priest reapareció inesperadamente a finales de los 80 en una tardía secuela vinculada a las modernas hood movies. Sin embargo, O´Neal rechazo volver a interpretar el papel que le dio fama.

Z: Descendemos a los sótanos cinematográficos, a los vertederos fílmicos donde pululan las joyas del cine trash. Aquí también brilla la falta de talento, la desvergüenza hecha celuloide o una mezcla de todo. En lugar de hacer una lista de los peores de la clase les propongo un insólito programa doble para ver en sesión continua y sin molestos anuncios. Comenzamos con Blackenstein (1973), joya torpe de la corona entre las black horror movies con un inenarrable afromonstruo provocando el terror y la risa entre el respetable y atónito público. Y continuamos con la indiscutible y bizarra Black Gestapo (1975), dislocada fábula vigilantista sobre un grupo paramilitar de militantes afroamericano ejerciendo su justicia mafiosa con blancos, negros y todo aquel que se encuentran por el camino. Si pasan la prueba les invito a seguir disfrutando.

BLAXPLOSION: (U - W)



URBAN FILMS: o Hood Movies es una categoría de obras surgida a finales de los 80 y primeros 90, que agrupa a una serie de películas, de diversidad genérica, que tratan aspectos vinculados a la sociedad afroamericana paralelos a la explosión del hip hop, las guerras de bandas, el racismo, la pobreza, la droga y la dificultad de las clases más desfavorecidas a salir de sus prisiones de asfalto. Inaugurada por Dennis Hopper y su apreciable Colors (1988), el fenómeno coincide con el boom de los nuevos cineastas negros. Los títulos más recordados son Boyz in the Hood (1991), New Jack City (1991), Straight out of Brooklyn (1991), Juice (1992) o Menace II Society (1992), sin olvidar las obras que por esos años realiza el incombustible Spike Lee.

VONETA MCGEE: Una de las presencias más adorables y recordadas del cine afroamericano. Si bien no tuvo una carrera muy vinculada a la blaxploitation (término con el que fue muy crítica) si apareció en títulos como Melinda (1972), Hammer (1972). Blacula (1972), Shaft in Africa (1973), Detroit 9000 (1973), Thomasine  & Bushrod (1974) o Brothers (1977). Dos de sus roles más recordados fueron en el eurowestern El Gran Silencio (1968) y en el thriller de Eastwood The Eiger sanction (1975), donde llegaba a ensombrecer a sus compañeros de reparto. Como sucede con frecuencia el cine no fue justo con ella y la relegó a papeles cada vez más residuales, donde siempre demostró su clase y dignidad. La seguimos recordando.

WATTSTAX: Excelente film documental realizado por el recientemente fallecido Mel Stuart, que recoge en imágenes el festival de música desarrollado en 1972 por artistas del sello Stax para conmemorar el séptimo aniversario de los sucesos de Watts. Aparte del excelente documento musical (de los Bar-Kays a Isaac Hayes, pasando por Albert Collins y un incomparable Rufus Thomas), el film recoge reflexiones de la población negra de Los Angeles sobre su situación social, política y religiosa, y se ve aseteado por lúcidos momentos humorísticos del inigualable Richard Prior.