miércoles, 25 de enero de 2012

ROBERT CLOUSE QUARTET


Director vinculado a la explosión internacional del cine de artes marciales, Robert Byron Clouse cuenta en su filmografía títulos singulares, de calidad quizás menguante pero que deberían en algunos casos, ser rescatados. Fue el único director que quería realizar Enter the Dragon (1973) y aunque siempre se han querido relativizar sus logros en la cinta, los que trabajaron a su lado señalaron que sin él, la película hubiera sido distinta. Pasamos a comentar cuatro de sus títulos setenteros, ideales para una de esas tardes de vindicación de la sesión doble:


1.- Más Oscuro que el Ambar (1970)
Adaptación de una novela de John B. MacDonald, este curioso y violento policiaco presenta en sociedad a Travis McGee, un curioso investigador-aventurero que mete sus narices en un extraño caso donde una joven es lanzada al mar atada a un bloque de cemento. Salvada in extremis por McGee la joven vive un affair con su salvador aunque es finalmente asesinada. McGee busca venganza y de paso esclarecer los hechos de la muerte.


Este film noir de ambiente marítimo y caribeño, es posiblemente uno de los mejores trabajos de Clouse y una de sus piezas más olvidadas. Con reminiscencias de la obra de Charles Williams y algún guiño a Hitchcock, Más oscuro que el ambar (1970) opta por un estilo conciso, discreto y funcional siempre supeditado a las escenas de acción que superan en intensidad a los momentos de intriga. El film acaba en una contundente pelea portuaria entre nuestro investigador (encarnado por el peculiar Rod Taylor) y el villano de turno (encarnado por el genialmente odioso William Smith). Suzy Kendall es la víctima rubia y morena en un doble papel.


2.- Organización Amsterdam (1977)
Diversos cadáveres van apareciendo tanto en HK como en Amsterdam vinculados al tráfico de drogas. Un mafioso oriental contrata a un ex-agente de la DEA para ayudarle a salir del negocio y de paso a aclarar los citados asesinatos.


Una coproducción entre USA y Hong Kong, de ambiente cosmopolita y con actores reconocidos dignificando el producto. No excesivamente lograda y algo envejecida, al menos se puede disfrutar en gran parte por el comentado reparto (Mitchum, Nielsen, Egan, Dillman, Keye Luke). Las escenas de acción se suceden de manera dosificada si bien el ritmo de la pelicula se somete al protagonismo de Mitchum aunque realmente lo que sucede en pantalla no tenga excesivo interés.


3.- The Pack (1977)
Poco conocido e incluso olvidado filme de amenaza animal, The Pack (1977) es uno de los títulos más curiosos de la filmografía de Clouse. Un grupo de perros abandonados empieza a atacar a los habitantes de una isla incapaces de detener las acometidas de los dingos. Los responsables son los propios habitantes y turistas de la isla que por comodidad han ido abandonando a los citados canes.


Un filme menor de indudable encanto B, y que plantea una situación real sin recurrir a exageradas tramoyas terroríficas. Buenas escenas de acción, acotación del espacio en pos de dar una cierta sensación de claustrofobia y variado reparto que en general cubre bien su condición de elemento florero. Quizás le falte algo de intensidad en su desarrollo pero es una pieza equiparable a títulos del momento como El Día de los Animales, Grizzly, Profecía Maldita, Dogs o Alas en la noche. Protagoniza el siempre vindicable Joe Don Baker.


4.- Juego con la muerte (1978)
Entre la psicotronía, la zombie-movie o ghost story (como se prefiera), y la desvergüenza se mueve el regreso a las pantallas del mítico Bruce Lee, cinco años después de su muerte. Para aprovechar parte del material que Lee dejó inconcluso en su proyectada Game of Death, Raymond Chow contrató a Clouse para sacar algo decente del embolado. El resultado, conocido por todos es una de las piezas más demenciales pero también más disfrutables de la historia del cine.


Bruce Lee es sustituido por Yuen Biao y Tao Chung Kim que entre sombras, escorzos, gafas de sol, y caretas insertadas, suplen como pueden al pequeño dragón. La trama ideada tiene muy poco que ver con lo que quería Bruce Lee. Billy Lo es un exitoso actor marcial que es chantajeado por el sindicato del crimen. Tras intentar asesinarle, Lo volverá de entre los muertos (sellando de manera macabra el destino real de los Lee) y acabará uno por uno con todos los villanos de la función.


Juego Con la Muerte (1978) cuenta con estimables secuencias de acción y todo tipo de insertos que sin embargo acaban dando a la trama su propia lógica (?). A retener la secuencia de las motos, los niveles que va superando Lee en la parte final y el absurdo asalto de Billy Lo a casa del villano con el fin de esgrimir su arte marcial. El guión incluso integra en su argumento las leyendas urbanas entorno a la muerte del actor oriental.


Para necrófilos reseñar la inserción de imágenes del funeral de Lee y comentar la existencia de al menos dos versiones: la occidental (donde la venganza no es castigada) y la oriental (en la que Lo es detenido al final de la película y que cuenta de añadido con una secuencia marcial en un invernadero). Un filme disfrutable para cinéfagos desvergonzados o amantes de los extinguidos cines de barrio.


sábado, 21 de enero de 2012

HOT POTATO (1976)


La segunda y última producción que Fred Weintraub dedicó a Jim Kelly en solitario es una de las peores películas vistas recientemente. A priori se podía esperar un dinámico film de aventuras ambientado en Tailandia con dosificadas escenas de acción y el toque comic habitual en los títulos protagonizados por el Samurai Negro. El resultado sin embargo no puede ser más desolador. Una comedia de aventuras, sin ninguna gracia y completamente arrítmica, algo inconcebible en un film que tan solo aspira a ser un entretenimiento. ¡La película de aventuras que acabó con todas las demás! Pues ciertamente lo consiguieron aunque no como ellos esperaban.


La hija de un diplomático norteamericano es secuestrada por un hampón oriental que pretende chantajear al gobierno USA. Para rescatar a la infortunada víctima, se contactará con Jones un experto en artes marciales que reunirá un variopinto grupo que se internará en la selva para cumplir su ardua misión. Entre tortas, elefantes, bromas, romances y turismo transcurrirá la aventura.


Oscar Williams, que había escrito la popular Black Belt Jones (1974), guionizó y dirigió esta secuela más o menos oficial del simpático personaje interpretado por Kelly. Por el camino se perdió el aire cool urbanita y se optó por un tono abiertamente cómico que echa a perder completamente la película. En Black Belt Jones se apreciaba un tono paródico pero que estaba bien dosificado en el filme y en ningún momento restaba intensidad a las secuencias de acción. En Hot Potato (1976), sin embargo, todos los elementos parecen girar hacia un humor tortillero y despreocupado que rara vez logra el efecto deseado. Los chistes ni siquiera superarían el corte en un guión del Chapulín colorado.


Desafortunadamente, Hot Potato (1976) tampoco funciona como pieza psicotrónica y momentos para ello no le faltan. Nuestro grupo campero es atacado en cierto momento por una banda de ridículos monos-ninja que serían aprovechables en futuras aventuras almodovarianas pero que aquí superan los límites del ridículo. Incluso cuando el villano les cita como "amazing warriors", uno se pregunta si realmente se refiere a los citados atacantes.


En otra secuencia de acción, terriblemente larga y mal planificada, nuestro grupo heroico asalta una población con elefantes incluidos y un estilo marcial que es arruinado en todo momento por la dirección de Williams. Los chistes y las explosiones que la acompañan parecen recogidos de alguna producción oriental que se estaba rodando en los alrededores.


Y el culmen es la secuencia de flirteo colectivo, donde Williams detiene la película para que nuestros protagonistas se abracen un poco, se quiten algo de ropa y aprovechen el idilico paisaje con el que conviven (¿no estaban en una peligrosa misión de rescate?).


Para ser una producción al servicio de Jim Kelly, la acumulación de personajes le hacen pasar por un secundario más, solo distinguido por su peinado afro y su colorida vestimenta. El resto de personajes que reciben nombres tan pulp como Johnny Chicago, Carter Rangoon o White Rhino, van apareciendo en pantalla llenando minutos sin el mayor interés posible. En el caso del citado Rhino y sus chistes acaba provocando en el espectador un odio cercano a lo psicopático. Las coreografías ideadas por el propio Kelly pasan completamente desaparcibidas dada la impericia de Williams a la hora de rodarlas.


Hot Potato (1976) parece una de esas películas que los productores realizan aprovechando suculentos acuerdos foráneos sin que el resultado final parezca importarle a nadie. Una buena escusa para disfrutar de unas vacaciones pagadas en Tailandia pero que a las postre, le costó la carrera a Jim Kelly.


Por salvar algo de la película (ni siquiera su banda sonora cumple) destacar su espectacular poster y una secuencia de acción en un cementerio, unico momento bizarro e interesante de la misma. Una última curiosidad: Hot Potato compartió programa doble en algunas sesiones con Operación Dragón. Sería interesante comprobar el efecto de ambas producciones juntas.


ETTA JAMES. PEACE...AT LAST!






Etta James (1938-2012): The Queen of R & B

viernes, 20 de enero de 2012

jueves, 19 de enero de 2012

ALFILERES DE ORO (1974)


Lo primero es obligado resaltarlo. Esta no es una película protagonizada por Jim Kelly aunque en diversos posters su figura se resalte en primer plano y a tamaño mastodóntico. Tampoco estamos ante un film propiamente de artes marciales aunque no faltan algunas escenas de la modalidad y tampoco la película ande coja de escenas de acción ¿Que es entonces Golden Needles (1974)? Una producción de Fred Weintraub para la A.I.P. al servicio del gran Joe Don Baker en la cima de su popularidad.


Una serie de variopintos personajes se ven envueltos en la busqueda de una misteriosa estatua ritual cuyos alfileres dorados tienen propiedades milagrosas. Entre Hong Kong y Los Angeles, mafiosos chinos, aventureros de medio pelo, ricachones en horas bajas y ninfómanas con complejo de femme fatale andan a la captura de todo ello.


Hay que esperar cerca de 45 minutos para que Jim Kelly haga su aparición con mostacho y su reconocible pelambrera afro. Como buen amigo del protagonista, su papel evidentemente florero, adquiere las formas de guía angelino bien provisto para el combate y para lo que se tercie. Hasta ese momento el film ha tenido un evidente regusto retro a film de aventuras ambientado en un Hong Kong exótico y plenamente pulp. Ese tugurio que regenta la magnífica Ann Sothern parece surgido de otra época pero añade a la película un aspecto demode muy conseguido. La relación de la Sothern con el orondo Baker (llamado aquí Dan) es típica de las ficciones de los 40, lealtades aparte y de evidentes resonancias románticas.


Otro personaje aparece como detonador de la ficción, Felicity (interpretado con estilo muy cool por Elizabeth Ashley), ninfómana a tiempo parcial, ladrona y estafadora, con el suficiente encamto para atrapar y enredar a nuestro protagomista y de paso, al resto de espectadores. Los mafiosos chinos y algunos miembros orientales de no-se-sabe-muy-bien-qué aparecen de vez en cuando para animar las visicitudes de nuestro duo particular. La aparición de Burguess Meredith ensombrece para variar las prestancias del resto de personajes. Le basta simplemente una secuencia para quedarse con la película y demostrar la valía de los actores clásicos incluso en cometidos terciarios como el que le ocupa.


Alfileres de Oro (1974) es un film simpático, ligero, entretenido, repleto de giros argumentales y variadas escenas de acción para que el espectador no mire al reloj mientras lo visiona pero que se olvida rapidamente una vez acabado su visionado. Un entonado entretenimiento dirigido con eficacia por Robert Clouse (cineasta que por cierto era sordo). Fans acérrimos de Jim Kelly encontrarán mejores momentos de su ídolo en otras de sus películas. Para completistas destacar que el soundtrack corresponde a Lalo Schifrin y que el montaje corre a cargo al luego reconocidísimo Michael Kahn.