jueves, 5 de agosto de 2010

AN SPANISH HORROR WEEKEND (2)

Finalizamos nuestra particular double feature session dedicada al cine de género español con otras dos obras relevantes. Llama la atención que en ninguna de las películas aparezca el universo monstruoso habitual del fantaterror: licántropos, vampiros, mad doctors de cuarta, momias desubicadas, monstruos de quita y pon....Difícil, por lo tanto, para situarlas en el contexto genérico de la época.

3.- La casa sin fronteras (1973, Pedro Olea)


Las incursiones de uno de nuestros mejores cineastas en territorios oscuros suelen ser gratificantes. El bosque del lobo (1970) demostró que se podía tratar la licantropía lejos de las maldiciones familiares y sin perder los escenarios habituales en donde habitan los hermanos de Daninski. La casa sin fronteras es un thriller kafkiano, misterioso, ambiguo, sutil, magnificamente rodado y fotografiado que deja al espectador sensaciones extrañas e indefinibles.


Una extraña organización capta a personas para encargarse de sus peculiares y poco inteligibles fines. Un joven recién llegado a la capital es reclutado por la casa sin fronteras para que busque a una joven huida de la organización. Su busqueda significará el comienzo del fin.


Pocos titulos de la época pueden igualar a este magnífico film de Pedro Olea, narrado con tanta pericia y concisión, que nos hace recordar a algunos thrillers coetáneos rodados en la misma época en los Estados Unidos. No estamos ante un filme de terror pero el universo tenebroso que desarrolla, en ocasiones se acerca a ello. Olea prolonga las incógnitas a lo largo de la trama sin dar excesivas explicaciones y logrando una sensación de suspense magnificamente lograda.


Los detalles, lugares y personajes que aparecen a lo largo del filme refuerzan todo lo dicho. La casa sin fronteras además cuenta con un excelente reparto presidido por Tony Isbert, Geraldine Chaplin, Viveca Lindfords Erasmo Pascual y Luis Ciges, y una excelente fotografía a cargo de Luis Cuadrado, que acaba siendo la auténtica protagonista del filme.


4.- La llamada (1965, Javier Seto)


Una historia de amor sobrenatural rodada en blanco y negro que mantiene todos los elementos fantastique salvaguardados de molestas disgresiones cómicas. Toda una rara-avis de nuestra filmografía poco y mal conocida, aunque ya vislumbrada en alguna de las antologías dedicadas al fantaterror patrio.


Una pareja de jovenes enamorados se juran amor eterno en un cementerio y firman con tierra sagrada que el primero que muera regresará del má allá. La joven fallece en un accidente de avión...


Poco despues de que Jesus Franco iniciase el fantaterror español con Gritos en la noche (1961) y varios años antes de la irrupción de Naschy como monster nacional, Javier Setó filmó esa estilizada Ghost Story, más cercana a la tradición británica que a las turbias horror movies que en esa época y con temática similar se rodaban en Italia. Trás una primera parte pausada y predispuesta a los elementos más románticos de la historia, La Llamada acaba desembocando en una insólita y fantasmagórica pesadilla poblada por muertos y vivos que comparten un oscuro escenario de resonancias poco alagueñas. La promesa inicial acaba adquiriendo tintes de maldición y nuestro protagonista acaba sufriendo las lógicas consecuencias.


Protagonizada por un jovencísimo Emilio Gutierrez Caba acompañado por Dianik Zurakowska, Carlos Lemos, Tota Alba y el imprecindible Victor Israel, La Llamada acaba resultando como una de las joyas más insólitas y arrebatadoras del cine español de los años 60.

martes, 3 de agosto de 2010

AN SPANISH HORROR WEEKEND (1)

Nada mejor para estas fechas que una pequeña maratón de títulos escogidos al azar (quizás no tanto) y disfrutar de algunas joyas que pululan por nuestra peculiar cinematografía. Desde luego que hay sitio para todo: organizaciones secretas de indole laberíntica, psicopatias sexuales con trasfondos políticos, amores sobrenaturales en época ye-ye e incluso fascinantes inmersiones en nuestro acervo cultural más susperticoso usando como trasfondo la brujería. Los cuatro títulos son francamente superiores, con elementos interesantes, sabiamente desarrollados y en ocasiones, rozando lo magistral. Pasemos a desarrollarlos brevemente para conocimiento del respetable.

1. El Monte de las Brujas (1972, Raul Artigot)


Opera prima de un director de fotografía, habituado al género que nos ocupa y título maldito desde prácticamente su presentación. Un problema legal impidió el estreno de esta película que sin embargo llegó a Estados Unidos de manera misteriosa, convirtiéndose desde entonces en miembro habitual de la lista de obras libres de derechos.


Una pareja creada por las circunstancias, él fotografo y ella escritora, llegan a una zona remota del norte de nuestra península, habitada por una misteriosa mujer y sus supercherías. Pronto descubrirán nuestros protagonistas que el extraño y misterioso paraje esconde más de un secreto.


Obra de atmósfera misteriosa, perfectamente dosificada, con tendencia hacia la sugerencia, El Monte de las Brujas es uno de los mejores ejemplos del fantaterror de raices autóctonas sin contaminaciones foráneas de ningún tipo. En ese aspecto, la película se podría relacionar con las aportaciones australianas de finales de los 70. La cuidada realización de Raul Artigot se ve apoyada por un dominio del tempo fílmico sorprendente en un director primerizo y por una cuidada banda sonora creada por Fernando García Morcillo. Lastima que las condiciones adversas que rodearon al film impidieron que Artigot hubiese explotado estos elementos en posteriores obras.


Protagoniza con sorprendente efectividad John Gaffari aunque para los seguidores al cine de terror destacan tres presencias indiscutibles: la maravillosa Patty Shepard y en papeles secundarios el finado Victor Israel y la estupenda Monica Randall. Un título a redescubrir y esperemos que algún día lo podamos disfrutar en mejores condiciones. Para más información teneis el último y estupendo número del buque maldito.

2. La campana del infierno (1973, Claudio Guerín)


Obra póstuma de su director, fallecido en un desgraciado accidente durante el rodaje del film, La Campana del Infierno es uno de los mejores thrillers psicológicos rodados en España durante los años 70. Una historia de venganzas, juegos perversos, obsesiones homicidas y veladas lecturas políticas (la presencia de Alfredo Mayo se nos antoja nada gratuita) diferencian a esta propuesta de la producción habitual de la época.


A su salida de una institución mental, un joven regresa a su hogar natal iniciando un misterioso y perverso juego que alcanzará a su familia, antiguas amantes y algún reputado miembro de la comunidad. Su oscuro resentimiento esconde una verdadera venganza.


Obra inaudita, con reminiscencias del Peeping Tom (1960) y de la floreciente moda del giallo, La Campana del Infierno destaca por su cuidada puesta en escena, sus elaboradas interpretaciones (especialmente de su protagonista Renaud Varley) y su adecuación a la realidad política del momento. Una combinación de ingredientes nada fácil de integrar (terror, política, drama psicológico, erotismo, suspense) que sin embargo obtienen un resultado fascinante en pantalla. La Campana del Infierno se descubre hoy en día como una de las grandes joyas del cine español de los 70, y un título al que el tiempo le ha ido otorgando matices insospechados.