lunes, 31 de mayo de 2010

SEE YOU SOON, DENNIS








DENNIS HOPPER (1936-2010)

jueves, 27 de mayo de 2010

REDADA EN HARLEM (1991)


Aunque la obra de Chester Himes no ha transitado excesivamente las pantallas, sus adaptaciones han tenido resultados al menos interesantes aunque no plenamente satisfactorios. Ya en 1970, Ossie Davies abrió el fuego de la blaxploitation con Algodón en Harlem, un estimable film que hizo ver a muchos productores las posibilidades económicas de un emergente mercado. Esta aventura tuvo una curiosa prolongación un par de años más tarde en Come Back, Charleston Blue (1972), versión muy libre de la novela Empieza el calor.


Ambas películas estaban sacadas del maravilloso ciclo Harlem, conjunto de historias en las que Himes dio rienda suelta a las aventuras de los geniales Ataud Johnson y Sepulturero Jones, dos policías negros de armas tomar que impartían justicia en el mítico barrio neoyorquino. Casi veinte años después, Bill Duke se puso manos a la obra y tras una década trabajando como actor y director televisivo, saltó a la pantalla grande con una nueva adaptación de la obra de Himes. En este caso, la inolvidable Por amor a Imabelle, carta de presentación del citado dúo de inspectores de color. Su título en pantalla no deja lugas a dudas: A Rage In Harlem.


Una joven y ambiciosa joven huye de una perdida zona de Mississippi con un preciado cofre repleto de joyas. Ni que decir tiene que tan atractivo botín ocasionará un importante revuelo cuando llegue a Harlem. Hampones, buscavidas, proxenetas, y vividores perseguirán el tesoro mientras los cadáveres se empiezan a amontonar. En esta aventura aparecerá un inesperado protagonista, Jackson un inocente e ingenuo agente de pompas fúnebres, perdidamente enamorado de Imabelle que se encontrará de bruces con todo este efervescente tinglado.


Esta versión muy libre de la citada novela de Chester Himes radiografía de manera certera el Harlem de 1956, un particular microcosmos poblado por gangsters, mujeres fatales, violentos matones, delincuentes de poca monta, religiosidad impostada y todo tipo de tugurios donde el jazz y el rythm & blues juegan un importante papel. El tono elegido es claramente noir pero filtrado bajos los rudimentos de una gran comedia, aspecto que en ocasiones debilita esta obra sin llegar finalmente a aniquilarla. El humor negro y la ironía son elementos habituales en las obras de Chester Himes pero nunca son los auténticos vehículos de la acción. El punto más débil de la película es el retrato de Ataud Johnson y Sepulturero Jones, meros comparsas cómicos de la aventura de nuestro principal personaje, cuyas escasas apariciones provocan la lógica hilaridad.


El libreto de Redada en Harlem (1991) coge el espíritu que no la letra de Himes. Varía y modifica algunos personajes y situaciones de la novela sin que el resultado final pierda interés ni desvirtúe el sentido original propuesto en la novela. Así, A Rage in Harlem puede ser vista como una versión modernizada de la inmortal La Isla del Tesoro de Robert L. Stevenson, sustituyendo a piratas y marinos por mafiosos, truhanes, facinerosos, muñecas de ébano y algún que otro simpático ingenuo. Las persecuciones y los tiroteos se dan la mano con algunas bromas (genial la de los cuadros de la habitación de Jackson) y momentos de evidente glamour negro.


Duke retrata muy bien la divertida galería de personajes que pululan por está enloquecida historia. Desde Jackson, ese orondo gigantón magníficamente interpretado por Forrest Whitaker, pasando por Big Kathy un travestido proxenta de engañosas apariencias (Zakes Mokae), el ridículo gangster Easy Money (el gran Danny Glover), el dinámico y truhán Goldy (hermanastro del protagonista felizmente interpretado por el finado Gregory Hinnes) o la resplandeciente Imabelle (venenosa muñeca de ébano encarnada, nunca mejor dicho, por la potente Robin Givens).


Además, la cuidada ambientación se ve reforzada por una excelente banda somora de Elmer Berstein acompañada de hits de la época: Chuck Berry, Little richard, James Brown, Fats domino, Jimmy Reed, Bo Didley, Howlin´ Wolf, Elmore James…o el mismísimo Screamin´ Jay Hawkins que incluso hace acto de presencia en una de las mejores escenas de la película. En defintiva, A Rage in Harlem es un meritorio film que habría merecido mayor interés del que despertó en su momento.


sábado, 22 de mayo de 2010

IN THE LOUNGE WITH...ANDY WILLIAMS


Suele pasar. Las operaciones revival traen consigo un claro tufillo oportunista y mercantil. Sin embargo, hay que reconocer que también permiten encontrar o redescubrir tesoros oscuramente guardados. Entre los alicientes del “easy listening” uno puede disfrutar con los abundantes repertorios sonoros que acompañaron a muchas producciones cinematográficas, de clara raigambre B, que asaltaron las pantallas en los años 60 y 70.


Siempre hay tiempo para disfrutar de columnas sonoras pobladas de jazz, coloridas composiciones bosanova, desmadradas salidas swing, primaverales (o estivales, según se mire) fugas pop y todo tipo de canciones aterciopeladas que cambian brevemente la paleta gris que generalmente nos toca vivir. No es fácil. El kitsch o el arrebato camp a veces son molesta compañía para estos maestros del cool world, pintores de paisajes irreales que el mismísimo Warhol hubiese firmado con gusto.


Las marcas son lo de menos pero el encuentro con Henry Mancini, Peter Thomas, Jerry van Rooyen, Armando Trovajoli, Piero Umiliani o Hugo Montenegro suele ser tan gozoso como inesperado, una hermosa paleta repleta de colores y sabores que gustosamente nos llevaríamos a una isla no muy desierta como banda sonora de festivas noches pop.


Pongamos otro ejemplo: Andy Williams, excelente crooner que tuvo su gran momento de gloria en los sesenta y primeros setenta, tanto en formato vinilo como en sus celebradas incursiones catódicas. In the lounge with… Andy Williams escoge el formato compilation para recoger las mejores interpretaciones de este gran cantante. 25 hermosos temas donde su talento vocal se pone al servicio de grandes composiciones que parecen ser interpretadas por primera vez.


Bacharach, Jobim o el citado Mancini entre otros aparecen renovados en un variado repertorio donde las canciones de siempre son lucidamente orquestadas y arregladas, envueltas con la calida voz de Williams. Sello propio en un territorio gobernado por el clan Sinatra pero donde prevalece la elegancia, el glamour y un ritmo embriagador, compañero inseparable para perfectas incursiones swinger (como bien reza el anuncio de la contraportada del album).


Entrados en faena, uno desea volar mientras escucha la playera “Up up and way” perfecta muestra de vintage sixty, o acompañar con la pandereta mientras suena el sugestivo “Windy”, o disfrutar de la jovialidad contagiosa de la magnífica “It´s so easy”, temas que invitan al baile más desatado en cualquier party que se precie.


“The look of love” es transitada con inusitadas variaciones bossa que vuelven a aparecer lógicamente en “So nice (summer samba)”, “Quiet night of quiet stars (corcovado)”, “How insensitive” o el conocido “Sunny”, piezas irresistibles delegadas por Williams con especial talento. “Somethin´ Stupid” es desnudada de tal manera que la hace perder su inconfundible sabor pop en pos de una adecuada interpretación swing: pieza perfecta para concluir una nocturna experiencia festiva.


El espiritu de Las Vegas es invocado en la fantástica “It´s a most inusual day” o en la no menos memorable “You are my sunshine”, obras perfectas para desatar a grandes big band que se lucen sin pretenderlo, en perfecta sintonía con la voz que las preside. En “Almost There” se podría ver un guiño al Elvis más lírico y menos rockero, en otras palabras al más romántico, sin tener que recurrir a las molestas replicas.


Cierran el disco varias joyas admirables. “More today than yesterday” ( una pieza que parece sacada del repertorio del gran Dino) permite a Williams deslizarse por los juveniles toboganes del romanticismo veraniego y “Happy heart” aparece tejida con la suntuosidad que siempre acompaña al mejor Neil Diamond. Ni que decir tiene que su versión de “Moonriver” hace creer que el tema hubiese sido escrito para él y su paseo por “Raindrops keep fallin´on my head” aunque pausado no le hace perder su deseado aliento Bachariano. Deliciosos momentos pop para disfrutar solo o en buena compañía.


De su ex, la maravillosa Claudine Longet hablamos en otra ocasión.