martes, 17 de diciembre de 2013

BYE BILLY BYE!


Ultimamente las noticias luctuosas se adueñan de los rotativos cinematográficos. El pasado 12 de Diciembre fallecía el actor, director, escritor, activista y educador Tom Laughlin al que este espacio dedicó una serie de reseñas el pasado año para glosar los principales logros de su trayectoria. Encarnó a un personaje singular en el cine B de los 70 llamado Billy Jack, un curioso luchador mestizo enemigo de la violencia  que sirvió para mostrar en pantalla las principales pulsiones ideológicas de su autor. Aunque su repercusión en Europa fue menor, Laughlin consiguió crear un antihéroe reconocible que funcionó como su alter-ego hasta el final de sus días. En las entradas de Noviembre de 2012, podeis descubrir más detalles sobre su filmografía.

viernes, 6 de diciembre de 2013

MADIBA



















"Nadie nace odiando al otro por el color de su piel, su procedencia o religión. La gente aprende a odiar y, si pueden aprender a odiar, también pueden aprender a amar"
Nelson Mandela (1918-2013)

domingo, 1 de diciembre de 2013

BLADE: PECADOS DEL PADRE

Pecados del Padre. Un título ya utilizado en el one-shot publicado en 1999 a cargo de Marc Andreyko y Bart Sears. Misterios de la edición española. No hay unidad entre ambas aventuras*. Guggenheim y Chaykin aprietan el acelerador para concluir el arco argumental más extenso y ambicioso sobre el popular cazavampiros. Blade se enfrenta a su pasado para comenzar de nuevo en una maniobra tan inteligente como tramposa. Como el último Bond (Skyfall) el personaje es asesinado (temporalmente) para que renazca rapidamente y siga haciendo lo que mejor sabe hacer.

 
Continua así el recorrido vital de Blade (manco para más señas) por su poco transitado pasado. Asístimos a su intrusión en el mundo del hampa, a su encuentro con Hannibal King, la muerte de su madre adoptiva y la extraña vampirización de su mentor Jamal, músico de jazz que le acercó al mundo vampírico aunque aquí descubrimos que el cazavampiros fue instruido por un cuarteto similar que le dió la confirmación "taurina" en el arte de la sangre. En esta segunda parte Blade y King forman duo contra un vámpiro sacerdote (sic), seguiran la busqueda de los enigmas del pasado del personaje y su relación con la misteriosa orden secreta que respaldó a su familia. Reaparece nuevamente SHIELD, Union Jack y un Spiderman in Black rehabilitado de su estado vampírico.

Los flashbacks acaban cobrando mayor importancia en la historia dando las pautas de los acontecimientos recientes. Su articulación en la narrativa está mejor hilada que en los primeros números de la serie. Las apariciones de personajes del universo Marvel son más gratuitas y llevan a pensar en la desconfianza de los responsables editoriales en acometer la serie con el mundo propio de Blade. Funcionan como adornos integrados con mejor o peor fortuna en el devenir de los acontecimientos narrados. 

 
Más criticable es el empleo de Drácula**. Vaciado de todo contenido inquietante, el mítico personaje apenas es una sombra de su identidad. Un secundario de lujo colocado como peón en el tablero de una partida donde no deja de ser una mera excusa argumental para un fin premeditado. Además, el villano de la función es  Lucas Cross, blanco, vampiro y padre del protagonista que no acaba de encontrar su sitio como Lex Luthor de la función. El desenlace transilvano acaba desvelando todas las flaquezas del entramado argumental. Una mera excusa para devolver a Blade al imaginario colectivo y que continue re-matando a las legiones de la noche. 

 
Somos conscientes de ese guiño complice de vuelta a los origenes. Al final se invoca la presencia del finado Gene Colan que ilustra las dos últimas páginas del comic en un gesto postmoderno de forzada empatía. El ahora se hemana con el pasado de Blade en cuidado díptico que desafortunadamente no ha tenido continuidad. Desde entonces, al cazavampiros se le integró en un par de innecesarias agrupaciones superheroicas y no ha tenido nuevas acometidas en solitario. 

 
"Blade: Civil War y Pecados del Padre" es un arco argumental más sujeto a la actualidad superheroica que a su original pasado. El carácter secundario del personaje podría haber dado pie a un generoso conjunto de historias que funcionaran como motor para devolver a Marvel su temática terrorífica. Sin embargo, la editorial ha preferido un acto intermedio entre la visión cinematográfica del personaje y los elementos más superficiales de la creación de Marv Wolfman. Un tributo a dos padres que  chocan constantemente en su vertebración del personaje. La condición superheroica de Blade nunca tuvo su razón de ser en su visión original. Blade aniquilaba vampiros y era una seria amenaza para el señor de todos ellos, mientras buscaba incansablemente a su "padre" de ultratumba: Deacon Frost (apenas vislumbrado en este nuevo empeño). Estamos, por lo tanto, ante una entretenida oportunidad perdida.

*o quizás si: dada la acumulación de mentores que ha tenido el personaje.
**Extensible a todo el elemento vampírico de la serie.

BLADE: CIVIL WAR


De vuelta con Blade. Un personaje especial en el catálogo Marvel y de difícil asimilación. Surgido en los 70, como brillante secundario en la mítica colección "La Tumba de Drácula", su tránsito posterior ha sido complicado y conflictivo dada la dificultad de introducirle en el ámbito más comercial de la compañía. Como otros anti-héroes de aquel gran momento, vinculados con los mundos más tenebrosos y oscuros, Blade ha sufrido diversos reciclajes que han intentado convertirle en algo diferente a lo que originalmente fue concebido, adecuándole a las políticas más comerciales del sello. Siempre he considerado un error, unir los designios del Dr. Extraño con las batallas terrestres e intergalácticas de los superhéroes de Lee y cia. El inquietante mago siempre ha funcionado mejor cuando su personal mundo esotérico ha ido en solitatio. El problemático Punisher no tiene problemas en bañar de sangre "culpable" el asfalto urbano, las junglas centroamericanas, los pueblos del medio-oeste o las guerras de pequeños paises. Pero al meterle en invasiones extraterrestres, ociosos juegos temporales o apariciones de mutantes y tipos con trajes lustrosos le provocan más de un sofocón al curtido lector. Power Man era un héroe de la calle que se ganaba la vida ofreciendo sus servicios por un precio. Integrarle en supergrupos y su especial faranduleo no hace más que ensombrecer sus origenes. El popular cazavampiros negro tiene similares particularidades con otros personajes de aquel momento del catálogo terrorífico setentero. Sacarles con forceps de aquella matriz acaba resultando impropio y a la larga poco beneficioso.

 
A mediados de la década pasada, asentada la franquicia cinematográfica y aprovechando una serie de TV creada, se decidió dar un nuevo golpe de mano con el personaje de Wolfman y Colan. En esta ocasión el cometido era ambicioso. Como estaba sucediendo con todos los héroes Marvel el nuevo proyecto tendría un carácter revisionista con el personaje. De esa manera, los lectores veteranos podrían recuperar algunos elementos reconocibles de Blade y los recien llegados obtendrían una visión global de la historia del cazavampiros. Por otro lado, había una necesidad editorial de integrar al personaje en el universo corporativo lo que convierte a la nueva serie en una pequeña fiesta donde van apareciendo conocidos invitados. Así, los lectores ajenos a las viejas historias de "Vampire Tales" o "Tomb of Dracula" no tendrían problemas en adquirir un comic de superhéroes al uso.

 
Para esta operación se contrató a dos contrastados profesionales. El guionista Marc Guggenhein se ocuparía del complicado reto aplicando su experiencia en otros trabajos para la compañia así como su paso por el mundo televisivo. En el año que duró la aventura podemos comentar que su trabajo fue irregular, efectivo, aparente aunque decepcionante. De los lápices se encargó un incorregible maestro como Howard Chaykin que aceptó el encargo cumpliendo con profesionalidad y corrección. Dos aspectos nada fáciles de asumir teniendo en cuenta lo alejado que está Blade de los gustos personales del creador de "American Flagg". Brilla, como no, en los momentos retro de la serie lo que permite elucubrar lo que hubiera podido ser una miniserie escrita y dibujada por Chaykin con Blade explorando los sórdidos ambientes londinenses del pasado.

 
La serie duró solo 12 números siendo el arco argumental más largo que ha tenido el personaje. En España se publicó en dos tomos: Civil War y Pecados del Padre. Entrando de lleno en el primero de ellos, podemos comentar que estamos ante un comic repleto de acción, un tanto embarullado en sus primeros compases (y no es culpa de Chaykin cuyo trabajo es bastante nítido para lo que nos tiene acostumbrados) y que evita el  acercamiento a los aspectos más terroríficos del personaje. Se le vincula por tanto con su versión cinematográfica aunque no se olvida su pasado desde una óptica desconstructivista. Guggenhein plantea por lo tanto dos vias temporales: la actual donde Blade descubre que su padre era blanco (sic), sigue con vida (sic) y es una amenaza para él (dada su relación con una orden secreta); y el pasado, lo que permite ilustrar el relato con flashbacks discontinuos que ofrecen diversas pepitas sobre la vida de Blade.

 
Blade es integrado en una aventura pseudo-Bondiana repleta de escenarios variados, tiroteos a destajo, personajes de todo tipo y soluciones un tanto forzadas. En este primer tomo, el cazavamiros se topa con un Spiderman vampirizado, un revivido Drácula cercano a la caricatura, el operativo de SHIELD al completo (que se da de bruces con el mundo de Blade), Morbius en inane cameo, una aventura con Lobezno un poco gratuita, y un encuentro con el Dr. Muerte (viaje temporal incluido) donde se genera el mcguffin de toda la nueva historia. Blade sale indemne de todo, es perseguido por la policía, le hacen participe del acto de registro (?), suelta frases lapidarias y en ocasiones parece acercarse al histrión Lobo de la Distinguida Compañía. El mejor número de este sexteto transcurre en ambiente navideño y con demonios de por medio.

 
El pasado del personaje es agrandado y mancillado a partes iguales según las necesidades del nuevo puzzle planteado. Cada número es autoconclusivo aunque hay una línea argumental unitaria a la que parece estar condenado su personaje central. Entre tanta lucha y viaje aéreo parece olvidarse (tanto por el editor como por el guionista) que Blade es ante todo un temido cazador de vampiros que se mueve en la oscuridad y el anonimato eliminando a la plaga más mortífera de la tierra. Chaykin ironizó en una brillante historia de su recomendable one-shot "Solo" su escasa fortuna para llevar a cabo relatos de terror. Aquí no ha tenido problemas: Blade en su nueva actualización es justiciero amante del gatillo fácil que se ocupa de eliminar a chupasangres y a la variada ralea sobrenatural.