sábado, 31 de enero de 2015

MILANO ROVENTE (1973)


Entre giallo (Siete orquideas manchadas de rojo, 1972) y giallo (Spasmo, 1974) Umberto Lenzi abrió fuego con este impactante poliziesco ambientado en el mundo del hampa con la prostitución y las drogas de por medio. A diferencia de otros acercamientos a diferentes géneros que se hicieron en Italia, la realidad social que vívía (vive) Italia impedía un tratamiento laudatorio al mundo del crimen como sucedía en otras cinematografías. El crimen y sus consecuencias es mostrado con total crudeza. Las persecuciones son frenéticas, las muertes y las torturas se sufren en primera persona, los golpes y navajazos obligan a los espíritus sensibles a retirar la mirada. Un mundo hermético, misógino, brutal y sin concesiones.

 
Salvatore Cangemi es un mafioso con distintos negocios turbios y que controla la prostitución en Milán. La aparición de un gangster francés que amenaza su territorio será el inicio de una cruenta guerra que pondrá en mundo criminal de la ciudad al borde del precipio. Alianzas, traiciones y turbulentas relaciones sentimentales serán la tela de araña en la que se verán atrapados nuestros protagonistas

Lenzi en su primer thriller criminal dejó a la policía completamente de lado para describir sin tapujos una Milán oscura, sórdida, incandescente y controlada por la mafia. La ciudad que se nos muestra es gris y afeada por la tipología humana que la habita. La mitificada Chicago de la Ley Seca con sus hampones y sus cruentas venganzas, sus tiroteos en plena calle con las Thompson tronando en el ambiente, su vistosa galería de moda en el fondo de armario y sus locales repletos de lo mejor de la sociedad tiene aquí su versión mediterránea. Sin embargo, no hay intento de aplicar un tono épico u operístico como en otras variaciones europeas sobre modelos americanos. Todo se envilece, no hay sentimientos ni emociones, no hay glamour ni buen gusto, lo peor del ser humano prevalece para obtener poder y dinero.

La fórmula que se sigue es directa y básica: guerra de bandas con turbulentos momentos de violencia, realismo en su descripción de ambientes, frenéticos despliegues de acción, secundarios dignos de dar el paso al mundo de la delincuencia. Añadamos incorrección política (por definirlo de manera ligera) en la utilización de los roles femeninos que son los personajes que llevan la peor parte. Sin faltar los momentos chirriantes (la relación de Cangemi con su madre) ni las escenas desagradables (la brutal tortura de uno de los hampones) que dejan efectos secundarios en el espectador. Es un cine aspero, cortante, sin apenas matices salvo los motivados por los intintos más primarios, efectivo, brutal y que no busca la complacencia ni la falsa banalidad autoral. 

 
Umberto Lenzi logra su objetivo y ofrece un thriller tumultuoso, sucio y recuperable. Protagoniza el insulso Antonio Sabàto junto al siempre curioso Philippe Leroy, Antonio Casagrande,  y en pequeños papeles la maravillosa Marisa Mell y el cómico Franco Fantasia. Banda sonora a cargo del maestro Carlo Rustichelli punteada por abundantes matices jazzísticos.

sábado, 24 de enero de 2015

CINE-BIS Nº 3


El actor Bin Won apunta su pistola buscando un objetivo que para nosotros está en "off". El disparo será certero, directo, sin concesiones. Podemos imaginar muchas cosas a la hora de recibir y tener en nuestras manos el nuevo número de "Cine-Bis". La portada no engaña. El contenido es fiel a lo que promete. La buena serie B es compacta en contenido y sugerente en formas. Lo hemos indicado en otras ocasiones: la publicación de Javier G. Romero es fiel a ese principio. El cine como experiencia global nos seduce en sus diversas formas. Aquí la tenemos en una sucesión de ensayos y entrevistas tan interesantes como elocuentes.

 
Adrian Sánchez inicia un dossier sobre el "thriller coreano" rubricando un trabajo que explora lo menos conocido de una filmografía a la que sigue siendo difícil de acceder. Abre la puerta a títulos desconocidos, regulariza el ciclo histórico del género y matiza sus logros en perspectiva con el periodo en que fueron realizados. Un estimable acercamiento al cine coreano que continuará en el siguiente número.

 
A la mítica Emanuelle Negra la hemos tratado por aquí en varias ocasiones. Es uno de los grandes iconos eróticos del cine de los años setenta. Davide Pulici vuelve a recorrer la filmografía de esta diosa del cine de explotación europeo aportando ideas e indicando tanto las obras oficiales, las oficiosas y alguna apócrifa. El acompañamiento visual al texto es siempre agradecido.

 
Anita Haas firma una maravillosa entrevista a Eli Wallach donde el actor norteamericano despliega humanidad, sencillez, inteligencia y sabiduría. El inolvidable Tuco aporta recuerdos y anecdotas de su experiencia labrada durante más de cincuenta años delante de las cámaras. No hay rencores ni reproches. Es la excelsa radiografía de un actor comprometido con su oficio. Un admirable profesional de los que nos tememos que ya no existen.

 
Javier G. Romero cierra el especial dedicado al "Western Crepuscular". Un trabajo recurrente en títulos, amplio en ideas generosas y acertado en sus contextualizaciones que vuelven a abrir puertas a un tema tan fascinante como inagotable. Para retomar su lectura en futuros visionados de los títulos citados.

 
Carlos Aguilar nos deleita por partida doble. Rescata una entrevista al desaparecido actor Federico Boido, uno de esos intérpretes cuya figura siempre se antepone en el recuerdo al nombre. Un interesante recorrido por la obra de un actor cuyos logros se anteponían en ocasiones a los protagonistas que secundaba. El otro texto es un magnífico ensayo dedicado al director argentino Hugo Fregonese, cineasta a recuperar y cuya filmografía presenta títulos relevantes. Además de su carácter trotamundista, se aprecia una personalidad única e intransferible. Un cineasta poco conocido y que el lector deseoso de indagar en su obra tiene aquí una buena fuente de trabajo. El problema como siempre es la dificultad de acceder a muchos de los filmes de los que se nos habla. 

 
Ramon Freixas & Joan Bassa analizan uno de los títulos más extraños y fascinantes del fantástico de los 60: "Incubus" (1965, Leslie Stevens). Es un artículo brillante repleto de detalles desconocidos y sorpresas inesperadas que refuerzan el malditismo legendario de la cinta. De paso, se nos informa de la filmografía de Leslie Stevens tan ignota como la propia película.

 
Historia y cine se dan la mano en el recorrido que Jose Andrés Pedrero Santos realiza del "Montín del Bounty". Un recorrido por tres largometrajes que tratan dicho acontecimiento desde enfoques y épocas distintas aunque con resultados apreciables en todos los casos. Un ensayo cuidado y bien estructurado. 

 
Se cierra el ejemplar con una entrevista a Diego Lopez, artífice del querido fanzine "El Buque Maldito". A lo largo de la misma, se conocen las distintas iniciativas que Diego ha ido realizando en distintos campos para impulsar el reconocimiento del cine de género más alambicado y menospreciado. Una labor tan interesante como admirable ajena a intereses espurios que parecen mover iniciativas similares.

 
Para conseguir el "Cine-Bis" lo pueden solicitar a través de la siguiente dirección: quatermass@hotmail.com