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sábado, 2 de diciembre de 2017

COBURN


Hay libros cuya apariencia gráfica acompañada de algún texto promocional seducen antes de leerlos. Esto es lo que sucede con “Coburn” estimable novela negra de Pablo García Naranjo, donde el autor da rienda suelta a su pasión por las historias de venganza y por el estilo hardboiled. Hablamos de un pastiche en clave pulp, nada objetable cuando el resultado es tan efectivo como satisfactorio. En otro país y en otro tiempo podría significar el comienzo de una larga serie centrada en el personaje protagonista y publicada por algún sello especializado en libros baratos como la editorial “Gold Medal”.


Una trama sencilla, unos personajes tan característicos como bien urdidos, un universo reconocible e inquietante y un logrado tono hacen de este thriller una novela adictiva y muy disfrutable. La acción se desarrolla en dos ámbitos: primero la Gran Manzana, después la costa Oeste, Los Angeles. Estamos en los setenta, bien entrada la década. De por medio, una huida y un encargo a modo de ajuste de cuentas. Coburn es un asesino a sueldo de vuelta de todo que ha sobrevivido siguiendo un código personal en la jungla del crimen. Un mal paso y un inesperado contratiempo le obligan a cambiar de aires. En la capital angelina acepta buscar a una joven desaparecida. Policías corruptos (un acierto el bronsoniano Dennis Buchinski), celuloide teñido de sangre y hampones ocultos en el negocio del cine (Mr. Black). Moteles de mala muerte, oscuros almacenes en zonas poco frecuentables, decadentes mansiones convertidas en escenarios de improvisadas masacres. La cara más amarga de la industria de los sueños aparece perfectamente mostrada.


Coburn supera todos los obstáculos como lo hacía el Parker de Donald Westlake. Personajes duros, expeditivos, violentos, capaces de continuar hacia delante aunque tengan plomo incrustado en su carne, moratones de todo tipo y heridas sangrantes. En su camino topan con lo peor de la raza humana a un lado y al otro de la ley. Todos pagarán con la misma moneda. Se suceden las peleas, las frases lapidarias y lo tiroteos. Incluso nos encontramos con un atisbo de falsa redención donde no falta el cinismo y la mirada descreída.


La narración es fluida, directa y  muy gráfica con algunos guiños al mundo cinematográfico tan palpables como conseguidos. Además el escritor supera cierto embarullamiento y confusión en los momentos de acción respecto a su anterior novela “Laguna Negra” . En el debe, ligeros subrayados que no empañan el conjunto. Y sobre todo la sensación de quedarnos con ganas de más, de que el implacable Coburn cruce la frontera y vivamos con él un periplo mejicano como el del "Bennie" peckinpahniano o el que vivió el detective negro Toussaint Moore en “El momento de la verdad” de Ed Lacy. Seguro que al taciturno antihéroe creado por García Naranjo nos lo volveremos a encontrar en un futuro.

jueves, 30 de noviembre de 2017

LAGUNA NEGRA

Recuperamos una reseña escrita para el blog Ultramundo hace un par de temporadas




Bajo el sello “Monster Unleashed”, la editorial Tyranosaurus Books  engendró una curiosa línea de libros que reverdecían a iconos del terror clásico introduciéndolos en delirantes historias de sabor exploiter como las que poblaban los cines de sesión continua y drive-in en los años sesenta, setenta y parte de los ochenta. Una vuelta de tuerca dentro de ese particular revival que la literatura pulp (o popular) está viviendo en nuestro país con mayor o menor fortuna. Labor encomiable que valoramos enormemente más si cabe la carencia de miras que la intelligentsia crítica de nuestro país suele utilizar a la hora de tratar estos esfuerzos literarios.Los títulos no tienen desperdicio: Batalla por Chicago: Drácula vs La Momia (Toni Jiménez), Drácula y los crímenes de Jack el destripador (Miguel Angel Naharro), Cara de muerto (Luis Guallar Luján), Sherlock Holmes contra Nosferatu (Toni Bascoy) o el libro que ocupa estas líneas.
“Laguna Negra” recupera una de las criaturas más singulares del fantástico cinematográfico, el “Gill-Man”  y lo coloca en una narración tan disparatada como entretenida que apenas tiene un momento de respiro para el lector. Comenzamos con un prólogo amazónico fechado en 1969 y con los restos de la hidra nazi buscando una antigua base científica. Posteriormente saltamos a Miami, una década después, con policías corruptos, guerras mafiosas, una misteriosa droga y una amenaza  que está pululando por los lugares menos frecuentables de la conocida urbe.
El escritor Pablo García Naranjo acopla perfectamente estos elementos a priori tan dispares e inicia una montaña rusa repleta de golpes de efectos donde su mayor virtud es el ritmo utilizado (lo que le diferencia de muchos ejemplos del  cine grindhouse). Prima la acción sobre el terror con ligeros toques de humor y una galería de personajes facinerosos con clara vocación por el género hardboiled.  En el camino del protagonista afrocubano Hudson Cardozo, ex-muchas cosas,  antihéroe de la función que sangra y recibe todo tipo de golpes (físicos y emocionales), hay sitio para las peleas, los tiroteos, las mutaciones, las venganzas y las frases lapidarias que ayudan a digerir los sinsabores sufridos.
En apenas ciento noventa páginas, el autor logra trasladarnos a un universo “setentero” poblado por la mejor música del planeta, la moda más cool de la época, un puñado de personajes secundarios con vocación de florero que decoran la trama y acaban engrosando la ingente lista de víctimas, locales de ambiente donde bailar y consumir todo tipo de sustancias, y villanos monstruosos que campan a sus anchas desencadenando el caos a su paso. Destaquemos algunas presencias como la Reina Serpiente, indiscutible madrina del crimen que gobierna desde su local “Matadero” el submundo de Miami y que mantiene con nuestro protagonista una oscura lealtad; el wild bunch de usar y tirar formado por los peculiares Calígula Wheeler, Goro Chiba, Abnett y la “viuda negra” Jessica; y no podemos olvidar a Oskar Von Leuze adinerado nazi en busca del citado Gill-Man”, un pseudo-villano bondiano de segunda con demasiadas ínfulas que no desentonaría en algunas de las ficciones trash del increíble Al Adamson.

García Naranjo salpica la narración con todo tipo de guiños para que el conocedor disfrute de la aventura. No faltan los temas musicales, los programas de televisión, las películas de la época o las macrodiscotecas en decadencia. La óptica postmoderna se adueña lógicamente de la visión del autor pero no existe una pesada erudición que entorpezca los avatares descritos. En todo caso, situaríamos como los puntos más endebles del libro  un cierto adocenamiento en el segundo tramo de la historia y algunas situaciones embarulladas en su endiablado climax.

sábado, 31 de enero de 2015

MILANO ROVENTE (1973)


Entre giallo (Siete orquideas manchadas de rojo, 1972) y giallo (Spasmo, 1974) Umberto Lenzi abrió fuego con este impactante poliziesco ambientado en el mundo del hampa con la prostitución y las drogas de por medio. A diferencia de otros acercamientos a diferentes géneros que se hicieron en Italia, la realidad social que vívía (vive) Italia impedía un tratamiento laudatorio al mundo del crimen como sucedía en otras cinematografías. El crimen y sus consecuencias es mostrado con total crudeza. Las persecuciones son frenéticas, las muertes y las torturas se sufren en primera persona, los golpes y navajazos obligan a los espíritus sensibles a retirar la mirada. Un mundo hermético, misógino, brutal y sin concesiones.

 
Salvatore Cangemi es un mafioso con distintos negocios turbios y que controla la prostitución en Milán. La aparición de un gangster francés que amenaza su territorio será el inicio de una cruenta guerra que pondrá en mundo criminal de la ciudad al borde del precipio. Alianzas, traiciones y turbulentas relaciones sentimentales serán la tela de araña en la que se verán atrapados nuestros protagonistas

Lenzi en su primer thriller criminal dejó a la policía completamente de lado para describir sin tapujos una Milán oscura, sórdida, incandescente y controlada por la mafia. La ciudad que se nos muestra es gris y afeada por la tipología humana que la habita. La mitificada Chicago de la Ley Seca con sus hampones y sus cruentas venganzas, sus tiroteos en plena calle con las Thompson tronando en el ambiente, su vistosa galería de moda en el fondo de armario y sus locales repletos de lo mejor de la sociedad tiene aquí su versión mediterránea. Sin embargo, no hay intento de aplicar un tono épico u operístico como en otras variaciones europeas sobre modelos americanos. Todo se envilece, no hay sentimientos ni emociones, no hay glamour ni buen gusto, lo peor del ser humano prevalece para obtener poder y dinero.

La fórmula que se sigue es directa y básica: guerra de bandas con turbulentos momentos de violencia, realismo en su descripción de ambientes, frenéticos despliegues de acción, secundarios dignos de dar el paso al mundo de la delincuencia. Añadamos incorrección política (por definirlo de manera ligera) en la utilización de los roles femeninos que son los personajes que llevan la peor parte. Sin faltar los momentos chirriantes (la relación de Cangemi con su madre) ni las escenas desagradables (la brutal tortura de uno de los hampones) que dejan efectos secundarios en el espectador. Es un cine aspero, cortante, sin apenas matices salvo los motivados por los intintos más primarios, efectivo, brutal y que no busca la complacencia ni la falsa banalidad autoral. 

 
Umberto Lenzi logra su objetivo y ofrece un thriller tumultuoso, sucio y recuperable. Protagoniza el insulso Antonio Sabàto junto al siempre curioso Philippe Leroy, Antonio Casagrande,  y en pequeños papeles la maravillosa Marisa Mell y el cómico Franco Fantasia. Banda sonora a cargo del maestro Carlo Rustichelli punteada por abundantes matices jazzísticos.

domingo, 30 de noviembre de 2014

A TAXI RIDE




Jessica Harper in Suspiria (1977)

martes, 28 de octubre de 2014

viernes, 30 de mayo de 2014

BERNIE CASEY: GARGOYLE





BERNIE CASEY: GARGOYLES (1972)


"El diablo, aquel que una vez fue el favorito de los ángeles de Dios. Pero el orgullo llenó su corazón y le pareció inconcebible ser un sirviente. El diablo y sus seguidores, que cometieron el pecado del orgullo, fueron vencidos en batalla por el Señor y sus huestes. Y fueron desterrados a las profundidades del infierno para nunca volver a sentir la presencia de Dios o ver el paraíso. Junto con sus seguidores, atormentado pero lleno de orgullo, el Diablo gritó desde las profundidades: “Es mejor gobernar en el infierno, que servir en el cielo”. Y proclamó: “Lo que perdimos en el cielo, lo tendremos en la Tierra. Mis descendientes, Las Gárgolas, gobernarán sobre las creaciones de Dios: La Tierra y el Hombre". Y así pasó el tiempo mientras los hombres gobernaban la Tierra, las gárgolas esperaban, al acecho ocultas en las sombras. Reapareciendo cada seiscientos años, las gárgolas luchaban contra los hombres por el dominio de la Tierra. Y en cada guerra las gárgolas casi fueron destruidas por el hombre, quien las sobrepasaba en número. Hoy en día, tras cientos de años se cree que esas grotescas estatuas y pinturas no son más que un producto de la imaginación. En esta era, en que los hombres se preocupan por las enfermedades que lo azotan, la raza humana ha olvidado a su más fiero enemigo…" 

 

Con esta narración se abre "Gargoyles" (1972, Bill L. Norton) simpático telefilme setentero más cercano a cierto cine fantástico de los 50 que al territorio satánico que parece apuntar el texto. En realidad, una monster-movie ambientada en escenarios desérticos donde un grupo humano variopinto y esquemático se enfrenta a una tribu de "Gárgolas" que viven escondidas en el lugar desde hace cientos de años.

 
Un antropólogo y su hija acuden a la llamada de un pintoresco lugareño  que desea enseñarles un secreto que oculta en uno de sus almacenes. La llegada de los forasteros desencadena el ataque de las misteriosas criaturas que parecen invocadas por algún secreto ritual. El enfrentamiento entre ambas razas dejará a las claras las verdaderas motivaciones de los monstruos.

 
"Gargoyles" (1972) es una entrañable entretenimiento que reune basicamente lo esperado en producciones similares: cine B destinado para la pequeña pantalla con toques eminentemente westerns (el enfrentamiento recuerda el de las típicas películas de indios y vaqueros), alguna estrella en su ocaso (Cornell Wilde), y alguna presencia habitual de la pequeña pantalla (la actriz Grayson Hall que sigue bebiendo más allá de Collinwood). El limitado presupuesto se evidencia en el toque naive de las Gárgolas, razón que no impidió que fuese premiada con un Emmy por dicha labor. 

 
Lo mejor son ciertas ideas que se apuntan aunque no se desarrollan: el origen de las citadas criaturas y su transfondo mitológico, su vinculación al pasado histórico de los nativos americanos, las ambiguas intenciones de la Gárgola con la hija del protagonista y el uso de la violencia por ambos bandos como arma para la supervivencia. La realización de Bill Norton, todo un experto en el medio (aunque este era su segundo trabajo) se mueve por los territorios de la corrección. No obstante, y a pesar de sus limitaciones "Gargoyles" (1972) es un trabajo singular dada la rareza de la amenaza que presenta. Años después, Victor Salva presentaría en el díptico "Jeppers Creepers", una efectiva evolución de estas criaturas. Bernie Casey encarnó al lider de las Gárgolas, un monstruo inteligente y especial, cuyo diseño nos recuerda a alguna de las creaciones del finado Ray Harryhausen. en pequeñospapeles destacar la presencia de Scott Glenn y Jenniffer Salt, hija del represariado guionista Waldo Salt.