jueves, 30 de noviembre de 2017

LAGUNA NEGRA

Recuperamos una reseña escrita para el blog Ultramundo hace un par de temporadas




Bajo el sello “Monster Unleashed”, la editorial Tyranosaurus Books  engendró una curiosa línea de libros que reverdecían a iconos del terror clásico introduciéndolos en delirantes historias de sabor exploiter como las que poblaban los cines de sesión continua y drive-in en los años sesenta, setenta y parte de los ochenta. Una vuelta de tuerca dentro de ese particular revival que la literatura pulp (o popular) está viviendo en nuestro país con mayor o menor fortuna. Labor encomiable que valoramos enormemente más si cabe la carencia de miras que la intelligentsia crítica de nuestro país suele utilizar a la hora de tratar estos esfuerzos literarios.Los títulos no tienen desperdicio: Batalla por Chicago: Drácula vs La Momia (Toni Jiménez), Drácula y los crímenes de Jack el destripador (Miguel Angel Naharro), Cara de muerto (Luis Guallar Luján), Sherlock Holmes contra Nosferatu (Toni Bascoy) o el libro que ocupa estas líneas.
“Laguna Negra” recupera una de las criaturas más singulares del fantástico cinematográfico, el “Gill-Man”  y lo coloca en una narración tan disparatada como entretenida que apenas tiene un momento de respiro para el lector. Comenzamos con un prólogo amazónico fechado en 1969 y con los restos de la hidra nazi buscando una antigua base científica. Posteriormente saltamos a Miami, una década después, con policías corruptos, guerras mafiosas, una misteriosa droga y una amenaza  que está pululando por los lugares menos frecuentables de la conocida urbe.
El escritor Pablo García Naranjo acopla perfectamente estos elementos a priori tan dispares e inicia una montaña rusa repleta de golpes de efectos donde su mayor virtud es el ritmo utilizado (lo que le diferencia de muchos ejemplos del  cine grindhouse). Prima la acción sobre el terror con ligeros toques de humor y una galería de personajes facinerosos con clara vocación por el género hardboiled.  En el camino del protagonista afrocubano Hudson Cardozo, ex-muchas cosas,  antihéroe de la función que sangra y recibe todo tipo de golpes (físicos y emocionales), hay sitio para las peleas, los tiroteos, las mutaciones, las venganzas y las frases lapidarias que ayudan a digerir los sinsabores sufridos.
En apenas ciento noventa páginas, el autor logra trasladarnos a un universo “setentero” poblado por la mejor música del planeta, la moda más cool de la época, un puñado de personajes secundarios con vocación de florero que decoran la trama y acaban engrosando la ingente lista de víctimas, locales de ambiente donde bailar y consumir todo tipo de sustancias, y villanos monstruosos que campan a sus anchas desencadenando el caos a su paso. Destaquemos algunas presencias como la Reina Serpiente, indiscutible madrina del crimen que gobierna desde su local “Matadero” el submundo de Miami y que mantiene con nuestro protagonista una oscura lealtad; el wild bunch de usar y tirar formado por los peculiares Calígula Wheeler, Goro Chiba, Abnett y la “viuda negra” Jessica; y no podemos olvidar a Oskar Von Leuze adinerado nazi en busca del citado Gill-Man”, un pseudo-villano bondiano de segunda con demasiadas ínfulas que no desentonaría en algunas de las ficciones trash del increíble Al Adamson.

García Naranjo salpica la narración con todo tipo de guiños para que el conocedor disfrute de la aventura. No faltan los temas musicales, los programas de televisión, las películas de la época o las macrodiscotecas en decadencia. La óptica postmoderna se adueña lógicamente de la visión del autor pero no existe una pesada erudición que entorpezca los avatares descritos. En todo caso, situaríamos como los puntos más endebles del libro  un cierto adocenamiento en el segundo tramo de la historia y algunas situaciones embarulladas en su endiablado climax.

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