jueves, 16 de junio de 2011

MONSTRUO EN LA OPERA (1975)


Uno de los habituales homenajes que Curtis Garland dedicó a alguno de los iconos claves de la literatura de terror. En este caso, El Fantasma de la Opera de Gaston Leroux, a cuya memoria va dedicada esta obrita(como la define en el prólogo su propio autor), pero fiel a los estilemas pulp con que el escritor francés rodeó a su folletinesca criatura. Monstruo en la Opera transcurre, no podría ser de de otra forma, en el Londres victoriano, poco después de los crímenes de Whitechapel, fecha clave en muchas historias del maestro Garland. Un periodista, como improvisado detective, investiga los extraños sucesos que rodean a la Opera de Londres mientras se representa Las bodas de Figaro. Para animar la función, existe un hecho luctuoso vinculado al pasado del lugar, y un (falso) culpable que se apunta desde los comienzos de la narración.
Dividida en dos partes (Un monstruo suelto y Muerte en escena), Garland ripea el original de Leroux desde una óptica, que personalmente me recordó a los acercamientos que Dario Argento hizo sobre el mismo asunto en su versión de El Fantasma de la Opera o en su post-giallo Opera. Como comenta el propio autor prima el grand-guignol sin olvidar el mistery (marca habitual de la casa), los deslumbrantes crímenes, las persecuciones, las noches amenazantes, los laberínticos recovecos del edificio de la opera, giros argumentales al borde de lo permisible, romance, una acosada víctima femenina (aunque por motivos diferentes a los de la obra madre) y un desenlace sorpresivo y lleno de suspense.
Un estimable bolsilibro que cumple con creces su opción de vindicar al escritor homenajeado y su mundo creado.

Selección Terror
Editorial Bruguera
Nº 102
Ilustración de cubierta: Salvador Fabé
96 pgs

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