Aunque no fue la primera vez que la figura clásica del private eye se tornaba de color, hay que reconocer que Ed Lacy se adelantó a otros escritores a la hora de crear un personaje sólido que superaba los arquetipos típicos. Sorprende de antemano, porque Lacy (pseudónimo del escritor judío Leonard "Len" S. Zinberg) no era un escritor afroamericano, aunque los elementos raciales eran uno de los elementos habituales de su obra. Ya en su primera novela, Walk Hard, Talk Loud (1940), colocó de protagonista a un boxeador negro enfrentado a los tejemanejes de un gangster blanco y añadiendo una relación sentimental con una joven activista comunista. Boxeo, mafia, corrupción y discriminación social, un cocktail ciertamente explosivo.
Pero saltemos a 1957, cuando Len Zinberg presenta en sociedad a Toussaint "Touie" Marcus Moore, excombatiente, ex-muchas cosas, cartero a tiempo parcial, detective privado a su pesar, y antetodo afroamericano. La novela llevó por título Room to swing aunque por estos lares la "titularon" (y así se conoce) El detective negro. Touie Moore es un afroamericano que sobrevive en la gran manzana trabajando como puede y donde le dejan, ya sea como guarda de seguridad o en pequeños trabajos detectivesco, muchas veces conseguidos gracias a Ted Bailey, dueño de una agencia de investigación y conocedor del olfato deductivo de nuestro hombre. Moore no es el más listo de los detectives. Tampoco es un tipo duro por antonomasia ni usa la violencia para hacerse valer. Sabe que su trabajo no es bien visto por mucha gente, y si además se es negro, las cosas se complican aún más. Tiene una novia más de conveniencia que otra cosa, y convive con unos amigos en un modesto apartamento que hace las veces de oficina.
El caso que le toca lidiar es algo turbio y está vinculado al mundo de la TV, concretamente a un prereality-show. Moore es contratado por Kay Robbens, una avispada ejecutiva de una cadena para que siga las pistas de un personaje poco recomendable que fallecerá en extrañas circunstancias. El principal sospechoso curiosamente será nuestro hombre (se encuentra en el lugar inapropiado en el peor momento, lo que le lleva a golpear a un policía) e iniciará una particular huida a un pueblo de Ohio, donde intentará encontrar algunas respuestas sobre la víctima.
Narrada en primera persona, Room to swing es un relato vigoroso escrito con sencillez pero con una memorable galería de personajes. El asunto criminal es un mero pretexto para colocar a nuestro personaje en una encrucijada personal, donde tendrá que solucionar sus problemas laborales e inesperadamente los sentimentales. El contraste entre la Gran Manzana y Bingston, Ohio permite a Lacy mostrar las desigualdades sociales que lastran la sociedad norteamericana del momento. Además, la trama se ve enriquecida por una serie de aspectos no habituales ( los mecanismos del mundo televisivo y el lesbianismo, son buen ejemplo) que enriquecen la historia sin recurrir al sensacionalismo esperado. Los personajes son de carne y hueso, se enfrentan a la realidad que les toca vivir y afrontan los problemas de cara y sin recurrir a esperados guiños novelescos. En su desenlace, Touie Moore resolverá el caso pero superará además su situación personal, adoptando decisiones inesperadas en el momento de iniciarse la historia.
El detective negro recibió el premio Edgar en 1958 a la mejor novela de misterio. Su protagonista regresaría siete años después en La Hora de la Mentira, una interesante y en ocasiones, superior secuela, que llevó a Touie al mismísico México (hablaremos de ella próximamente). Por su parte, Lacy crearía posteriormente al policía afroamericano Lee Hayes, protagonista de dos novelas: Harlem Underground (Harlem, hampa negra) y And Black and Whitey.
En nuestro país El detective negro apareció publicada en la colección Circulo del Crimen, en el nº 25 y posiblemente la pueden encontrar en librerías de viejo o en rastros (como fue mi caso).
Pero saltemos a 1957, cuando Len Zinberg presenta en sociedad a Toussaint "Touie" Marcus Moore, excombatiente, ex-muchas cosas, cartero a tiempo parcial, detective privado a su pesar, y antetodo afroamericano. La novela llevó por título Room to swing aunque por estos lares la "titularon" (y así se conoce) El detective negro. Touie Moore es un afroamericano que sobrevive en la gran manzana trabajando como puede y donde le dejan, ya sea como guarda de seguridad o en pequeños trabajos detectivesco, muchas veces conseguidos gracias a Ted Bailey, dueño de una agencia de investigación y conocedor del olfato deductivo de nuestro hombre. Moore no es el más listo de los detectives. Tampoco es un tipo duro por antonomasia ni usa la violencia para hacerse valer. Sabe que su trabajo no es bien visto por mucha gente, y si además se es negro, las cosas se complican aún más. Tiene una novia más de conveniencia que otra cosa, y convive con unos amigos en un modesto apartamento que hace las veces de oficina.
El caso que le toca lidiar es algo turbio y está vinculado al mundo de la TV, concretamente a un prereality-show. Moore es contratado por Kay Robbens, una avispada ejecutiva de una cadena para que siga las pistas de un personaje poco recomendable que fallecerá en extrañas circunstancias. El principal sospechoso curiosamente será nuestro hombre (se encuentra en el lugar inapropiado en el peor momento, lo que le lleva a golpear a un policía) e iniciará una particular huida a un pueblo de Ohio, donde intentará encontrar algunas respuestas sobre la víctima.
Narrada en primera persona, Room to swing es un relato vigoroso escrito con sencillez pero con una memorable galería de personajes. El asunto criminal es un mero pretexto para colocar a nuestro personaje en una encrucijada personal, donde tendrá que solucionar sus problemas laborales e inesperadamente los sentimentales. El contraste entre la Gran Manzana y Bingston, Ohio permite a Lacy mostrar las desigualdades sociales que lastran la sociedad norteamericana del momento. Además, la trama se ve enriquecida por una serie de aspectos no habituales ( los mecanismos del mundo televisivo y el lesbianismo, son buen ejemplo) que enriquecen la historia sin recurrir al sensacionalismo esperado. Los personajes son de carne y hueso, se enfrentan a la realidad que les toca vivir y afrontan los problemas de cara y sin recurrir a esperados guiños novelescos. En su desenlace, Touie Moore resolverá el caso pero superará además su situación personal, adoptando decisiones inesperadas en el momento de iniciarse la historia.
El detective negro recibió el premio Edgar en 1958 a la mejor novela de misterio. Su protagonista regresaría siete años después en La Hora de la Mentira, una interesante y en ocasiones, superior secuela, que llevó a Touie al mismísico México (hablaremos de ella próximamente). Por su parte, Lacy crearía posteriormente al policía afroamericano Lee Hayes, protagonista de dos novelas: Harlem Underground (Harlem, hampa negra) y And Black and Whitey.
En nuestro país El detective negro apareció publicada en la colección Circulo del Crimen, en el nº 25 y posiblemente la pueden encontrar en librerías de viejo o en rastros (como fue mi caso).
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