El cine de terror afroamericano setentero tuvo sus pequeños hitos en el cambio de color inflingido a la galería de monstruos clásicos del género (hoy en día lo más recordado) pero también dio lugar a un puñado de indiscutibles rarezas menos citadas como Experimento Diabólico/The Thing with two heads (1972), la inencontrable Devil´s Express (1975) protagonizada por el misterioso Warhawk Tanzania o esta encantadora película sureña a la que dedicamos este nuevo espacio. Producción independiente rodada en Atlanta, financiada por dos pequeñas compañías creadas para la ocasión (Chocolate Chip y Pinto) aunque distribuida por una major (en este caso la 20th Century Fox), House on Skull Mountain fue el único film dirigido por el montador Ron Honthaner que se mostró muy fiel a los patrones del cine black de la época.
Los descendientes de una extraña anciana de color de procedencia haitiana, regente de la mansión a la que hace mención el título de la película, son reunidos en dicho lugar para hacerles participes del legado de su familia. Las cosas se ponen feas desde el principio, no solo por que uno de ellos sea un antropólogo blanco sino por que la mansión, como no podría ser de otra forma, parece condenada por algún hechizo. Pronto comienzan las enigmáticas muertes, los fenómenos extraños y los sustos baratos que tratan de esconder el secreto de la Casa de la Montaña de la Calavera.
Si por algo despierta simpatía este modesto film de terror es por su tono claramente avejentado y por una serie de detalles que enriquecen tan raquítica (en lo referente a presupuesto) propuesta. Por un lado, destaca el fascinante matte-painting de la casa mostrado en diversos momentos del film y que la convierten en pieza de compañía de otras grandes y muchos más renombradas haunted house cinematográficas. Por otro lado, sus excelentes títulos de crédito, presididos por un cráneo coronado por una vela acompañado por el llameante nombre del film, y amenizados por un sugerente tema musical de potentes sonoridades percusionistas. El resto, muertes más o menos logradas, cuidada ambientación, extrañas apariciones, utillería vudú, invocaciones mágicas, mayordomos sospechosos, conatos de love story en clave lounge, incrédulos policías y un climax final de indudable sabor pulp donde se dan cita ceremonias caribeñas, almas hechizadas y hasta una muerta viviente.
Una película modesta pero singular, protagonizada por un puñado de competentes actores completamente desconocidos a excepción del gran Victor French (en esta ocasión sin su inseparable amigo Michael Landon), que aprovecha con dignidad los escasos medios puestos en su realización (destacando su contrastada fotografía, su ajustada banda sonora y su aséptica ambientación) y desarrolla con cierta dignidad la simbología esotérica del siempre efectivo folclore vudu. Realizaciones más comentadas dentro del terror blaxploiter no lograron tanto con tan poco.
Hola,
ResponderEliminarEl título lo conocía por alguna recopilación de posters, pero no recuerdo haberla visto, ni tan siquiera sabía que era una Blaxploitation.
Intentare hacerme con ella.
Gracias por comentarla.
Saludos¡