“Esta no es una película de terror. Este es un film de misterio. Lo importante no es saber quien es el asesino. Lo primordial es averiguar quien es el hombre-lobo”. La idea es aceptable pero el resultado…Vayamos por partes. La Amicus se sacó de la manga este insólito pastiche que en principio debía protagonizar Robert Quarry. Pero el mercado hablaba en esa época con color negro e intentaron hacer pasar esta obra como una genuina blaxploitation.
Para ello colaron a un protagonista negro al frente del reparto: el actor Calvin Lockhart, un profesional al que ya se le conocía por sus apariciones en Algodón en Harlem (1970), Melinda (1972), Contratto carnale (1973) y que reincidiría en nuestro género favorito posteriormente en títulos como Uptown Saturday Night (1974), Let´s Do it again (1975) o The Baron (1977).
Su partenaire femenina tenía que haber sido Shirley Bassey pero problemas de fechas impidieron su participación y a sugerencia de Lockhart finalmente se contrató a Marlene Clark vista en producciones como Night of the Black Cobra (1971), Slaughter (1972), Operación Dragón (1973), Ganja & Hess (1973), Black Mamba (1974), Lord Shango (1975) o la citada The Baron (1977). La película, lógicamente, cambio de título en su estreno norteamericano y utilizó el poco original Black Werewolf.
La Bestia debe morir narra la historia de un cazador que reúne en una mansión situada en una zona boscosa a un grupo de invitados entre los que se encuentra un auténtico hombre-lobo. Su propósito es descubrir la identidad del licántropo e iniciar una cacería para acabar con su vida y colocarle en su nada desdeñable sala de trofeos.
La película mezcla con peculiar desvergüenza motivos sacados de las historias de licántropos, trama detectivesca de resonancias british y soluciones visuales al más puro estilo William Castle: en el momento cumbre un reloj llena la pantalla y concede al espectador 30 segundos para adivinar cual de los personajes es el hombre-lobo (algo que cualquier avispado ya habrá resuelto con anterioridad).
Resuelta con gris corrección por el televisivo Paul Annett, La Bestia debe morir es desafortunadamente una obra mediocre no solo por desaprovechar un excelente punto de partida (inspirado en el relato corto There shall be no darkness del escritor James Blish) sino además por tirar por tierra el trabajo de excelentes actores de la talla del inolvidable Peter Cushing, el gran Anton Drifting, el genial Charles Gray o el siempre intrigante Michael Gambon. Arrítmica y poco efectiva, tan solo destaca por los breves destellos mostrados por los citados interpretes y algún que otro momento aislado que saca del sopor al espectador más complaciente. Una oportunidad perdida, y esta vez sí, un buen material de reciclaje para futuros remakes.
Para ello colaron a un protagonista negro al frente del reparto: el actor Calvin Lockhart, un profesional al que ya se le conocía por sus apariciones en Algodón en Harlem (1970), Melinda (1972), Contratto carnale (1973) y que reincidiría en nuestro género favorito posteriormente en títulos como Uptown Saturday Night (1974), Let´s Do it again (1975) o The Baron (1977).
Su partenaire femenina tenía que haber sido Shirley Bassey pero problemas de fechas impidieron su participación y a sugerencia de Lockhart finalmente se contrató a Marlene Clark vista en producciones como Night of the Black Cobra (1971), Slaughter (1972), Operación Dragón (1973), Ganja & Hess (1973), Black Mamba (1974), Lord Shango (1975) o la citada The Baron (1977). La película, lógicamente, cambio de título en su estreno norteamericano y utilizó el poco original Black Werewolf.
La Bestia debe morir narra la historia de un cazador que reúne en una mansión situada en una zona boscosa a un grupo de invitados entre los que se encuentra un auténtico hombre-lobo. Su propósito es descubrir la identidad del licántropo e iniciar una cacería para acabar con su vida y colocarle en su nada desdeñable sala de trofeos.
La película mezcla con peculiar desvergüenza motivos sacados de las historias de licántropos, trama detectivesca de resonancias british y soluciones visuales al más puro estilo William Castle: en el momento cumbre un reloj llena la pantalla y concede al espectador 30 segundos para adivinar cual de los personajes es el hombre-lobo (algo que cualquier avispado ya habrá resuelto con anterioridad).
Resuelta con gris corrección por el televisivo Paul Annett, La Bestia debe morir es desafortunadamente una obra mediocre no solo por desaprovechar un excelente punto de partida (inspirado en el relato corto There shall be no darkness del escritor James Blish) sino además por tirar por tierra el trabajo de excelentes actores de la talla del inolvidable Peter Cushing, el gran Anton Drifting, el genial Charles Gray o el siempre intrigante Michael Gambon. Arrítmica y poco efectiva, tan solo destaca por los breves destellos mostrados por los citados interpretes y algún que otro momento aislado que saca del sopor al espectador más complaciente. Una oportunidad perdida, y esta vez sí, un buen material de reciclaje para futuros remakes.
Calvin Lockhart y Marlene Clark volvierón á trabajar juntos en "The Baron" qué en video se llamó "El Irresponsable" donde volvián a aparecer como un matrimonio ,el director de la pelicula era Philip Phenty guionista de "Superfly" de Gordon Parks Junior .
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