viernes, 29 de enero de 2010
martes, 26 de enero de 2010
VIRGIL TIBBS
Virgil Tibbs es una creación del escritor norteamericano John Dudley Ball (1911-1988). El creador de Tibbs trabajó como columnista para diversas publicaciones escribiendo artículos científicos y críticas musicales. Su personaje más popular apareció en 1965 en la novela In the heat of the night, y sus aventuras continuaron en otras 6 historias además de varios relatos cortos. Tibbs es un experto en artes marciales (como su creador), tiene conocimientos de diversas especialidades (al igual que Ball) y aunque tuvo diversos romances en el transcurso de sus investigaciones, su autor nunca le hizo pasar por la vicaría. Como miembro de los cuerpos policiales, después de una breve estancia en Filadelfia y San Francisco, se asentó en su natal Pasadena.
Tras investigar un controvertido asesinato en una conflictiva localidad sureña en la conocida En el calor de
Aparte de las tres películas protagonizadas por Sidney Poitier, Vigil Tibbs pasó a la televisión en una serie de
*Fuente empleada: wikipedia.org.
domingo, 24 de enero de 2010
viernes, 22 de enero de 2010
AHORA ME LLAMAN SR. TIBBS (1970)
La segunda aparición del inspector Virgil Tibbs en las pantallas supone uno de los primeros black thrillers facturados en los 70, aunque el honor de obra seminal de la blaxploitation se lo lleve otra producción realizada el mismo año y ya citada por estos lares: Algodón en Harlem (1970). No obstante, algunos títulos generalmente policíacos de finales de los 60 ya anticipaban lo que iba a venir y hay que reconocer que existe un antes y un después de En el calor de la noche (1967), el estupendo filme de Norman Jewison, galardonado por la academia, que sirvió a Sidney Poitier para encarnar al personaje más reconocible de su trayectoria ante las cámaras. El inspector Tibbs era una creación del escritor blanco John Ball que desarrolló una serie de novelas y relatos cortos en torno al personaje, a los que siempre dotó de elementos importantes en el contexto socio-político de la época.
Desarrollada en San Francisco, They call me Mr. Tibbs! narra la investigación policial que el inspector de policía afroamericano y varios de sus hombres llevan a cabo a raíz del sórdido asesinato de una prostituta. Entre los involucrados en el asesinato se encuentra un predicador liberal con aspiraciones políticas, amigo de Tibbs (lo que complica en más de una ocasión su presencia en el caso), y el casero de la víctima, un turbio personaje metido en negocios sucios. El inspector Tibbs tendrá que salir adelante entre dudas, obstáculos y molestos problemas domesticos.
A pesar de su llamativo y convincente título, esta primera secuela de las andanzas del inspector negro sigue las pautas básicas del policíaco de la época, en un momento de evidentes cambios ya anticipados por Bullit (1968) y que quedarían definitivamente consolidados con la llegada de Harry el sucio (1971) y The French Connection (1971). Aún así, Ahora me llaman Mr. Tibbs no está ni mucho menos a la altura de los citados títulos y pasa por ser un tibio y correcto policíaco que en más de una ocasión se acerca molestamente a un piloto televisivo. Tampoco la película dirigida por Gordon Douglas muestra la beligerancia reivindicativa ni la suciedad urbana que muchas blaxploitation mostrarían de mejor o peor manera en los años sucesivos. Estamos por lo tanto, ante una obra de transición entre la vieja escuela de los 60 y la nueva ola de thrillers que se impondrían a lo largo de la década de los 70. Por otro lado, hay que reconocer que la presencia de Sidney Poitier impone una imagen ya consolidada en la década anterior por el actor en una serie de vehículos aptos para todo tipo de públicos aunque muchas de sus apariciones integraran un mensaje liberal de marcado contenido crítico siempre del agrado de la bienpensante mayoría WASP.
Entre los aspectos destacables de esta nueva aventura, amen de su desarrollo en las siempre agradecidas calles de San Francisco, se encuentra su entonada columna sonora, obra otra vez del gran Quincy Jones, aquí experimentando con sonoridades jazz aderezadas con dinámicos cortes funk, que describen muy bien los entornos nocturnos en los que transcurre la acción de la película. Su conocido main title suele ser una pieza habitual en los recopilatorios de música blaxploitation de los 70.
El resto viene a ser lo de siempre: persecuciones, tiroteos, falsas pruebas, deducciones de impostada ductibilidad, variopinta galería de secundarios, visitas a tugurios brillantemente iluminados y expeditivos diálogos con poso de ser más ligeros de lo que realmente pretenden. Tibbs intenta salirse en ocasiones por la tangente pero no deja de encarnar al brillante policía negro al que el sistema ha empleado todo tipo de recursos en formar durante 12 años. Además uno de los elementos más prescindibles de la obra son las escenas domésticas del personaje (ausentes por cierto en las novelas) que suavizan la imagen del policía y le rodean de esa idea familiar buscada por su protagonista. En muchas ocasiones aparte de debilitar la trama entorpecen el seguimiento de la investigación policial aunque añadan matices, en mi opinión innecesarios, al personaje de Virgil Tibbs.
Sidney Poitier, con su carisma llena por si solo la pantalla y como suele ser habitual aparece muy bien secundado: Martin Landau convence como el perseguido reverendo Logan Sharpe, Anthony Zerbe se gana tranquilamente el papel de villano de la función y la cantante Barbara Mcnair encarna modestamente a la esposa de Tibbs. La acción de Ahora me llaman Mr. Tibbs sucede entre dos movimientos de cámara ciertamente sugerentes, uno descendente que nos introduce en la película y otro ascendente que acompaña los créditos finales, únicos momentos reseñables de la dirección de Gordon Douglas, un veterano de la serie B, con varias obras maestras en su filmografía, ninguna de ellas luciendo color negro. La película tuvo el suficiente éxito como para generar una nueva secuela, El inspector Tibbs contra
miércoles, 20 de enero de 2010
lunes, 18 de enero de 2010
jueves, 14 de enero de 2010
THE TAKE / DOBLE JUEGO / LA CAPTURA (1974)
La segunda y última incursión del británico Robert Hartford-Davis en los territorios de la blaxploitation (tras la más popular Polvora Negra) supone cuanto menos una inesperada sorpresa. Y no es por que el filme en cuestión sea de una gran calidad o parezca en su visionado un clásico olvidado a recuperar. Estamos ante una película correctamente dirigida, con algunos momentos interesantes que sigue los patrones básicos del policíaco setentero. No faltan los tiroteos, las peleas, las persecuciones, las poses villanescas, el cuestionamiento de las normas…pero su personaje central es una rara avis dentro del thriller afroamericano.
Transcribo el argumento según aparece en la edición en VHS: “Un policía honrado luchando solo contra el imperio de la droga, contra sus propios y corrompidos compañeros. Cuando la extorsión y la violencia son las armas que emplea la injusticia solo un hombre integro puede acabar con ella. Todos contra él, a su captura, y el contra todos. A vida o muerte”.
Ante esto lo que se espera es la enésima vindicación del Black Hero, aquí con placa de la ley, en su enfrentamiento contra un sistema corrupto que le explota y le pone en una situación al límite. Sin embargo la realidad va a ser otra muy distinta. Terry Sneed, un policia negro, con una hoja de servicios impecable, llega a Paloma, Nuevo Mexico, una pequeña ciudad con graves problemas con el crimen organizado y el tráfico de drogas. Nada más poner un pie en la urbe, Sneed demuestra sus actitudes desbaratando volentamente un intento de fuga en los juzgados. Sin embargo, pronto su comportamiento resultará no ser tan limpio como parece. En su lucha contra el crimen y manteniendo su imagen de policía ejemplar ante el departamento, Sneed no duda en aceptar los sobornos de los mafiosos, manteniendo así un doble juego del que definitivamente saldrá bien parado.
Lejos de los habituales arquetipos que definieron a los Black Action Heroes del periodo, Terry Sneed es un personaje curioso. Es corrupto, combate el crimen a su manera, mantiene diferencias con sus compañeros aunque no es mejor que ellos, es apaleado en más de una ocasión, no consigue llevarse a ninguna hembra, blanca o negra, al catre (la historia sentimental del filme, aunque algo postiza, no es tan gratuita como parece) y acaba venciendo saltándose todas las normas imaginables.
Francamente, la integridad personal mostrada en Shaft, Sweetback, Superfly o Trouble Man, por poner algunos ejemplos brilla aquí por su ausencia. No tenemos un personaje ejemplar aunque podamos acogernos a la fórmula que la mejor manera de sobrevivir en el corrupto sistema WASP sea comportarse como ellos, una interpretación personal que parece desprenderse de los últimos diálogos del filme. Una reflexión tratada sin ironías y no muy habitual en este tipo de películas. Billy Dee Williams, no es Jim Brown o Fred Williamson, y ese aspecto débil queda bien reflejado en la película. Solo su astucia y perspicacia le sirven para salir bien parado de sus problemas a ambos lados de la ley.
La captura no es un filme tan aburrido como se comenta en algunas publicaciones aunque en ocasiones su desarrollo sea algo pedestre. Tiene escenas de acción diseminadas a lo largo del metraje, una buena escaramuza para despistar a la policía, algún diálogo divertido y escenas de tensión francamente efectivas. Otro aspecto reseñable es el entorno en el que se desarrolla la historia, una pequeña localidad de Nuevo México con una actividad criminal no muy alejada de los barrios de las grandes ciudades.
En definitiva, estamos ante una entretenida pieza de explotation policiaca con un reparto ciertamente entonado. Vic Morrow encarna a un mafioso enfermo pero inquietante, Eddie Albert es el jefe de policia que todos queremos ver en la realidad y Frankie Avalon encarna a un personaje muy alejado de los que popularizó unos años atrás. Quizas Billy Dee Williams no sea tan cool ni superbad como otros compañeros de generación pero ya apuntaba maneras y actitudes que le llevarían unos años más tarde directamente a controlar una ciudad en una galaxia no muy lejana.