Lo primero es obligado resaltarlo. Esta no es una película protagonizada por Jim Kelly aunque en diversos posters su figura se resalte en primer plano y a tamaño mastodóntico. Tampoco estamos ante un film propiamente de artes marciales aunque no faltan algunas escenas de la modalidad y tampoco la película ande coja de escenas de acción ¿Que es entonces Golden Needles (1974)? Una producción de Fred Weintraub para la A.I.P. al servicio del gran Joe Don Baker en la cima de su popularidad.
Una serie de variopintos personajes se ven envueltos en la busqueda de una misteriosa estatua ritual cuyos alfileres dorados tienen propiedades milagrosas. Entre Hong Kong y Los Angeles, mafiosos chinos, aventureros de medio pelo, ricachones en horas bajas y ninfómanas con complejo de femme fatale andan a la captura de todo ello.
Hay que esperar cerca de 45 minutos para que Jim Kelly haga su aparición con mostacho y su reconocible pelambrera afro. Como buen amigo del protagonista, su papel evidentemente florero, adquiere las formas de guía angelino bien provisto para el combate y para lo que se tercie. Hasta ese momento el film ha tenido un evidente regusto retro a film de aventuras ambientado en un Hong Kong exótico y plenamente pulp. Ese tugurio que regenta la magnífica Ann Sothern parece surgido de otra época pero añade a la película un aspecto demode muy conseguido. La relación de la Sothern con el orondo Baker (llamado aquí Dan) es típica de las ficciones de los 40, lealtades aparte y de evidentes resonancias románticas.
Otro personaje aparece como detonador de la ficción, Felicity (interpretado con estilo muy cool por Elizabeth Ashley), ninfómana a tiempo parcial, ladrona y estafadora, con el suficiente encamto para atrapar y enredar a nuestro protagomista y de paso, al resto de espectadores. Los mafiosos chinos y algunos miembros orientales de no-se-sabe-muy-bien-qué aparecen de vez en cuando para animar las visicitudes de nuestro duo particular. La aparición de Burguess Meredith ensombrece para variar las prestancias del resto de personajes. Le basta simplemente una secuencia para quedarse con la película y demostrar la valía de los actores clásicos incluso en cometidos terciarios como el que le ocupa.
Alfileres de Oro (1974) es un film simpático, ligero, entretenido, repleto de giros argumentales y variadas escenas de acción para que el espectador no mire al reloj mientras lo visiona pero que se olvida rapidamente una vez acabado su visionado. Un entonado entretenimiento dirigido con eficacia por Robert Clouse (cineasta que por cierto era sordo). Fans acérrimos de Jim Kelly encontrarán mejores momentos de su ídolo en otras de sus películas. Para completistas destacar que el soundtrack corresponde a Lalo Schifrin y que el montaje corre a cargo al luego reconocidísimo Michael Kahn.
Una serie de variopintos personajes se ven envueltos en la busqueda de una misteriosa estatua ritual cuyos alfileres dorados tienen propiedades milagrosas. Entre Hong Kong y Los Angeles, mafiosos chinos, aventureros de medio pelo, ricachones en horas bajas y ninfómanas con complejo de femme fatale andan a la captura de todo ello.
Hay que esperar cerca de 45 minutos para que Jim Kelly haga su aparición con mostacho y su reconocible pelambrera afro. Como buen amigo del protagonista, su papel evidentemente florero, adquiere las formas de guía angelino bien provisto para el combate y para lo que se tercie. Hasta ese momento el film ha tenido un evidente regusto retro a film de aventuras ambientado en un Hong Kong exótico y plenamente pulp. Ese tugurio que regenta la magnífica Ann Sothern parece surgido de otra época pero añade a la película un aspecto demode muy conseguido. La relación de la Sothern con el orondo Baker (llamado aquí Dan) es típica de las ficciones de los 40, lealtades aparte y de evidentes resonancias románticas.
Otro personaje aparece como detonador de la ficción, Felicity (interpretado con estilo muy cool por Elizabeth Ashley), ninfómana a tiempo parcial, ladrona y estafadora, con el suficiente encamto para atrapar y enredar a nuestro protagomista y de paso, al resto de espectadores. Los mafiosos chinos y algunos miembros orientales de no-se-sabe-muy-bien-qué aparecen de vez en cuando para animar las visicitudes de nuestro duo particular. La aparición de Burguess Meredith ensombrece para variar las prestancias del resto de personajes. Le basta simplemente una secuencia para quedarse con la película y demostrar la valía de los actores clásicos incluso en cometidos terciarios como el que le ocupa.
Alfileres de Oro (1974) es un film simpático, ligero, entretenido, repleto de giros argumentales y variadas escenas de acción para que el espectador no mire al reloj mientras lo visiona pero que se olvida rapidamente una vez acabado su visionado. Un entonado entretenimiento dirigido con eficacia por Robert Clouse (cineasta que por cierto era sordo). Fans acérrimos de Jim Kelly encontrarán mejores momentos de su ídolo en otras de sus películas. Para completistas destacar que el soundtrack corresponde a Lalo Schifrin y que el montaje corre a cargo al luego reconocidísimo Michael Kahn.
Totalmente de acuerdo Fernando, una peli curiosa y de agradable sabor 70's.
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