Viajamos al Brasil bizarro y delirante de José Mojica Marins. Aunque en este caso en uno de los puntos más bajos de su carrera. Pasaban los años y el regreso de Ze do Caixao a las pantallas se iba complicando. En ello, se unieron situaciones económicas y personales que fueron marginalizando al particular cineasta brasileño. Con el empeño de seguir viviendo y mantener su alicaida popularidad, Mojica orquestó esta nueva película con un presupuesto bajo mínimos y dejando las labores de dirección a un "discípulo" (una de esas maneras estrafalarias con las que denominar al "ghost-director" de turno). El resultado tuvo un título contundente, un cartel impresionante y un resultado flojísimo. Pero incluso en tales circunstancias uno encuentra inesperadas alegrías.
Un extraño hostal de carretera pone un anuncio buscando a tres mujeres y un hombre para trabajar. Un grupo de personas acuden al siniestro lugar donde les recibe el enigmático dueño (que no es Ze do Caixao pero habla como él y actua como él) y acaba cogiendo a dos de ellos (las otras dos plazas son para mujeres que han sido "recomendadas" y los elegidos aunque no quieren el puesto son finalmente abducidos). Al lugar van llegando sorprendentes personajes a los que se les hace el check-in sin ningún tipo de documentación ni tampoco parece que haya mucho ánimo en cobrarles por alojarse allí. El lugar oculta un "increible" misterio (lease esto con un sonido estruendoso de fondo).
Nada que decir sobre la sinopsis. hay películas con peores argumentos y resultados no superiores (¿verdad Eli?). Sin embargo, en la filmografía de Mojica hay obras más enloquecidas, mejor realizadas y no tan arrítmicas como la que nos ocupa. A Estranha Hospedaria dos Prazeres se ocupa de acumular situaciones que se repiten continuamente hasta llegar a un climax tan torpe y tópico que pierde cualquier posible efecto en el espectador. Quizás la película necesitaba un presupuesto mayor, un mejor guión y una mayor inventiva en la dirección (Motta o Marins quien dirigiera el invento muestran un amauterismo ciertamente preocupante).
Entrando en detalles pintorescos, la fauna que pulula por el lugar tampoco ofrece mucha distracción y quedan representados por sus arquetipos: unos jugadores de cartas, un suicida, unos adulteros, unos hippies moteros...e incluso la presencia de Mojica muestra menos brillo que de costumbre. Además, la narración se ve salpicada constantemente con una columna sonora inenarrable repleta de ruidos, sonoridades religiosas, estruendos varios y demás tramoyas que acaban perjudicando la atención de los más fanáticos.
No estamos exentos del monólogo existencial de Mojica, de su reflexión de algunos de los males que acucian al hombre, de los primerísimos planos con su mirada, de las escenas gratuitas de desnudos (la orgía hippie es francamente impresentable), de FX al borde de lo permitido, de colores, velas, rayos...aunque para 68 minutos que dura el filme (para no tener mucho dinero consiguieron un metraje suficiente para el estreno), A Estranha Hospedaria dos Prazeres es una película demasiado larga incluso para los más curtidos en cine bizarro.
Lo Peor: la falta de sorpresa y el tono amorfo del conjunto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario