Surgido hace cuarenta años en la casa de las ideas (en Junio se cumple precisamente su onomástica), Luke Cage ha sido un personaje demasiado condicionado por la época en que surgió. Creado por Archie Goodwin y John Romita sr., Cage fue una apuesta por llevar a las viñetas una moda que estaba en su plenitud en el momento de su nacimiento. Aunque ya existían héroes afroamericanos, Luke Cage fue el primero en contar con una serie mensual propia.
Power Man supuso en su momento una novedad en el mundo del comic. Era un héroe afroamericano, curtido en las calles, con una clara conciencia racial y social, pasado carcelario y convertido a su pesar en héroe de alquiler, o dicho de otra manera, una forma de unir un cierto caracter mercenario con elementos propios del típico "private eye". Aún así, a Cage le movían siempre razones éticas por encima del dinero y su sentido de la justicia imperaba en todas sus acciones.
Como héroe de alquiler vivió su momento de esplendor en los años 70, en un conjunto de aventuras callejeras, lúdicas y entretenidas, donde la acción se imponía al mensaje aunque este prevaleciese en la mayoría de los casos que investigaba. Otro aspecto destacable, era la galería de personajes secundarios que poblaban la serie lo que otorgaba a la misma una grata sensación de humanidad por encima de las habituales distracciones superheroicas.
La serie tuvo mutaciones, cambios de nombre e incorporaciones destacadas (su agrupación con Puño de Hierro) pero fue languideciendo hasta desaparecer en el número 125. Desde entonces Luke Cage ha sufrido los problemas de desubicación y conceptos editoriales de todo tipo agrupándole con variopintas formaciones sin saber muy bien que camino es el más adecuado para seguir con él.
Sin embargo, hace una década Brian Azzarello y Richard Corben realizaron una estimable miniserie dentro del sello MAX donde Luke Cage protagonizaba una variación de la mítica "Cosecha Roja" de Hammet actualizada por una óptica hip hop que resultaba muy coherente con el pasado barriobajero de Power Man. Buenas críticas pero ninguna prolongación de la misma lo que hizo que Cage volviera a vagabundear por un universo Marvel cada vez más adulto.
Segunda oportunidad: Luke Cage Noir. Un estimable arco argumental dentro de la línea marvel que coloca a sus héroes más relevantes en un escenario pulp (los años 30, dentro de su habitual idea del what if..). Luke Cage Noir coloca al particular personaje en un escenario fascinante: el Harlem de los años 30, poblado por mafiosos y polis corruptos, donde los negros sufren discriminaciones raciales y con claros ecos de la narrativa hardboiled, violenta y austera a partes iguales.
Las bases del personaje son resituadas en este envolvente escenario y su desarrollo provoca estimables resultados. Sin olvidar el significado racial del personaje (aquí casi convertido en una especie de Golem para la población negra), con la banda sonora de la época (el jazz de los años 30, con apariciones de músicos del periodo), Luke Cage Noir vuelve a demostrar que el entramado policíaco y el ambiente callejero son dos vías por las que Luke Cage debería desarrollar desde siempre todas sus aventuras.
El magnífico trabajo de Mike Benson & Adam Glass en los guiones (la cantidad de frases lapidarias arrancan la sonrisa del amante a la novela negra) se ve acompañada por un excelente trabajo a los lapices de Shawn Martinbrough, que oscurece y ennegrece doblemente una historia y un personaje netamente fascinante. Entre muertes, traiciones, gangsters, recuerdos del pasado, cuentas pendientes y pasos en falso se desarrolla este interesante trabajo que esperemos tenga de alguna forma su repercusión en el futuro de un personaje con cuarenta años de desigual historia.
Power Man supuso en su momento una novedad en el mundo del comic. Era un héroe afroamericano, curtido en las calles, con una clara conciencia racial y social, pasado carcelario y convertido a su pesar en héroe de alquiler, o dicho de otra manera, una forma de unir un cierto caracter mercenario con elementos propios del típico "private eye". Aún así, a Cage le movían siempre razones éticas por encima del dinero y su sentido de la justicia imperaba en todas sus acciones.
Como héroe de alquiler vivió su momento de esplendor en los años 70, en un conjunto de aventuras callejeras, lúdicas y entretenidas, donde la acción se imponía al mensaje aunque este prevaleciese en la mayoría de los casos que investigaba. Otro aspecto destacable, era la galería de personajes secundarios que poblaban la serie lo que otorgaba a la misma una grata sensación de humanidad por encima de las habituales distracciones superheroicas.
La serie tuvo mutaciones, cambios de nombre e incorporaciones destacadas (su agrupación con Puño de Hierro) pero fue languideciendo hasta desaparecer en el número 125. Desde entonces Luke Cage ha sufrido los problemas de desubicación y conceptos editoriales de todo tipo agrupándole con variopintas formaciones sin saber muy bien que camino es el más adecuado para seguir con él.
Sin embargo, hace una década Brian Azzarello y Richard Corben realizaron una estimable miniserie dentro del sello MAX donde Luke Cage protagonizaba una variación de la mítica "Cosecha Roja" de Hammet actualizada por una óptica hip hop que resultaba muy coherente con el pasado barriobajero de Power Man. Buenas críticas pero ninguna prolongación de la misma lo que hizo que Cage volviera a vagabundear por un universo Marvel cada vez más adulto.
Segunda oportunidad: Luke Cage Noir. Un estimable arco argumental dentro de la línea marvel que coloca a sus héroes más relevantes en un escenario pulp (los años 30, dentro de su habitual idea del what if..). Luke Cage Noir coloca al particular personaje en un escenario fascinante: el Harlem de los años 30, poblado por mafiosos y polis corruptos, donde los negros sufren discriminaciones raciales y con claros ecos de la narrativa hardboiled, violenta y austera a partes iguales.
Las bases del personaje son resituadas en este envolvente escenario y su desarrollo provoca estimables resultados. Sin olvidar el significado racial del personaje (aquí casi convertido en una especie de Golem para la población negra), con la banda sonora de la época (el jazz de los años 30, con apariciones de músicos del periodo), Luke Cage Noir vuelve a demostrar que el entramado policíaco y el ambiente callejero son dos vías por las que Luke Cage debería desarrollar desde siempre todas sus aventuras.
El magnífico trabajo de Mike Benson & Adam Glass en los guiones (la cantidad de frases lapidarias arrancan la sonrisa del amante a la novela negra) se ve acompañada por un excelente trabajo a los lapices de Shawn Martinbrough, que oscurece y ennegrece doblemente una historia y un personaje netamente fascinante. Entre muertes, traiciones, gangsters, recuerdos del pasado, cuentas pendientes y pasos en falso se desarrolla este interesante trabajo que esperemos tenga de alguna forma su repercusión en el futuro de un personaje con cuarenta años de desigual historia.
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